En niños pequeños, aproximadamente el 50% de las visitas a un médico de familia o pediatra son motivadas por problemas respiratorios. Estos se clasifican según la estructura del árbol respiratorio, en:
- Infecciones del tracto respiratorio superior.
- Infecciones de la laringe y la tráquea.
- Bronquitis.
- Bronquiolitis.
- Neumonía.
La infección del tracto respiratorio superior incluye: constipado (coriza); problemas de garganta (faringitis y amigdalitis); otitis media aguda y sinusitis.
El niño a menudo se queja de dolores de garganta y fiebre, de tener una sensación de nariz tapada o, por el contrario, una secreción nasal abundante y oídos doloridos. Muchas veces, la tos completa este conjunto de síntomas, los cuales pueden causar malestar en el niño y la dificultad para comer, porque la nariz y la respiración están obstruidas. En algunos niños, este cuadro clínico puede complicarse con convulsiones febriles o episodios de asma aguda.
El resfriado es la infección respiratoria superior más frecuente en la infancia. La presentación clínica incluye: secreción nasal clara (transparente) o mucopurulenta (amarillenta o verdosa) y obstrucción nasal. Es causada por un virus, generalmente de la familia del rinovirus. El resfriado común es una enfermedad autolimitado, dura de 3 a 5 días y no hay ningún tratamiento curativo salvo el tratamiento de los síntomas. El conocimiento de este hecho es importante para disminuir la ansiedad de los padres y educadores, evitando frecuentes visitas a los médicos o los hospitales y medicamentos innecesarios. La fiebre y dolor o malestar responden bien al acetaminofén (paracetamol) o ibuprofeno. Los antibióticos no son beneficiosos, porque los resfriados no son causados por bacterias y las infecciones secundarias no son habituales.
Los resfriados, así como otras infecciones del tracto respiratorio superior, son más frecuentes durante los meses de invierno, especialmente en el primer año en el cual el niño asiste a la guardería o jardín de infancia, una vez que la convivencia con otros niños aumenta la probabilidad de contacto con el virus y bacterias a las que el niño todavía no ha desarrollado sus propias defensas.
Cuando los síntomas similares a los del resfriado común parecen persistir durante todo el año o se intensifican en la primavera o verano, podríamos estar ante una situación de la rinitis alérgica o fiebre del heno. La rinitis alérgica se caracteriza por la obstrucción persistente o recurrente y frecuentes estornudos, pudiendo asociarse al rubor, picazón e inflamación de los ojos – conjuntivitis alérgica.
Para el diagnóstico diferencial entre resfriado común y la rinitis alérgica es muy importante la historia clínica del niño y de la familia y el posible uso de exámenes diagnósticos complementarios (exámenes de sangre, pruebas cutáneas…), que siempre deben estar guiadas por el médico del niño que, si es necesario, lo remitirá a un pediatra especializado en alergología.