El pulmón es un órgano esponjoso del cuerpo humano, con superficie de amplio contacto con el aire atmosférico y gran irrigación sanguínea, cuya función es realizar los intercambios gaseosos (hematosis).
Situado en la región torácica, por encima del diafragma y recubierto por una membrana doble (pleura), este órgano se subdivide en dos partes: la de la derecha, compuesta por tres lóbulos; y la de la izquierda, con dos lóbulos. En promedio, cada pulmón de un adulto tiene alrededor de 25 centímetros de altura y la masa correspondiente es de 700 gramos.
En la superficie interna de los pulmones hay una abertura a través de la cual pasan los bronquios, las arterias y las venas pulmonares. Normalmente los pulmones alojan cerca de 600 millones de alveolos, formados por una fina capa de células pavimentosas (achatadas), envuelta por una red capilar donde ocurren las conversiones de sangre venosa (rica en dióxido de carbono) por sangre arterial (rica en oxígeno).
De esta manera, la sangre conteniendo células especiales anucleadas, denominadas eritrocitos (glóbulos rojos o hematíes), constituidas por un conjunto con cuatro moléculas de hemoglobina (Hb), un pigmento respiratorio de color rojizo de naturaleza proteica y asociada a cuatro iones de hierro, proporciona un medio fluido con gran afinidad y transporte de gas oxígeno (O2).
Durante la hematosis en los alvéolos pulmonares, gran parte del oxígeno se combina a los glóbulos rojos formando compuestos inestables (oxihemoglobina o hemoglobina oxigenada) que difundirán para los demás tejidos del cuerpo.
En la dirección opuesta, de los tejidos para el pulmón, los hematíes transportan una pequeña fracción de CO2, que también de forma inestable se une a la hemoglobina (carboemoglobina), volviendo a los alveolos liberando el dióxido de carbono, dejando los glóbulos rojos libres para un nuevo ciclo.
O2 + Hb ↔ HgO2 (oxihemoglobina)
CO2 + Hb ↔ HbCO2 (carboxihemoglobina)