Como bien sabemos, la primera guerra mundial fue el resultado de las ambiciones y los conflictos generados por el imperialismo. La conquista de territorios en varias regiones del mundo significó que las grandes naciones europeas se involucrasen en cuestiones diplomáticas tensas y delicadas. En este contexto, vemos que las grandes potencias, ya en aquel momento, estaban preparándose para que una guerra futura resolviese la disputa.
En 1914, el año que marcó el comienzo de la gran guerra, los alemanes tenían claros intereses en ganar el conflicto rápidamente y así disfrutan de los logros resultantes de un triunfo rápido. Sin embargo, el elevado desarrollo bélico de las naciones enemigos se hizo un proyecto un tanto complicado. Fue en ese contexto que el Plan Schlieffen entró en acción para alcanzar los objetivos militares germánicos.
Creado en 1905, por Alfred von Schlieffen, comandante del ejército alemán, lo que el plan determina es una estrategia para ganar una posible guerra en Europa. Según la misma, los alemanes deben invertir en un fuerte ataque contra Francia, con casi el 90% de sus tropas. Mientras tanto, las tropas alemanas restantes protegerían las fronteras orientales de su territorio.
Realizando el ataque por Bélgica y Holanda, los alemanes podían hacer lo que el plan determinara. Según sus términos, el Plan Schlieffen realizaría una ágil toma del norte de Francia. Después de esa significativa victoria, Alemania tendría tiempo para reorganizar sus tropas y enfrentar las posibles ofensivas británicas y rusas.
En la Primera Guerra Mundial, el ejército alemán intentó emplean esta táctica, pero no tenía suficiente efectivo para ahogar la reacción de los diversos frentes de ataque que enfrentó. Británicos y franceses manejaron sus ofensivas hacia el oeste; los italianos trabajaron para la región sur; y los soviéticos en el límite oriental. Con este violento asedio, los alemanes no lograron sus objetivos y el conflicto entró en un período de estancamiento conocido como guerra de trincheras.
A pesar del primer fracaso, el Plan Schlieffen fue rescatado por Adolf Hitler tan pronto como comenzó la segunda guerra mundial (1939-1945). Sin embargo, en orden a la acción de éxito, levantó por adelantado un pacto de no agresión con los rusos, quienes dieron las condiciones para las tropas nazis ejecutar la maniobra. De hecho, el éxito de este segundo tiempo ejecución casi impuso la victoria de los nazis en el nuevo conflicto.