Todos los estudios que miden la implicación cada vez mayor que los hombres tienen en la atención que prestan a sus bebés apuntan a factores positivos en el desarrollo de estos.
Para aquellos que van a ser o son padres por primera vez, os dejamos algunos consejos para compartir con las madres la tarea de cuidar al bebé.
Sea muy cariñoso, hable con su niño y ofrézcale un montón de mimos,. Es importante establecer una buena relación desde muy temprano.
Los primeros baños son momentos casi siempre un poco complicados; así, un poco de ayuda del papá se aprecia grandemente. Pronto el baño será un momento de gran alegría para el bebé y también podría ser una oportunidad para la interacción rica con los padres.
Un truco sencillo y que funciona casi siempre para calmar el llanto del bebé es metiendo un dedo (bien lavado, por supuesto) en la boquita.
Las uñas de los bebés crecen mucho y deben cortarse para evitar que el bebé se arañe desde el principio. No siempre es una tarea fácil. El momento ideal será cuando el bebé está durmiendo, sin olvidarse sin embargo que es una tarea delicada y requiere de unas tijeras sin puntas.
Con cerca de seis meses y en algunos casos antes, los bebés empiezan a diversificar el suministro de energía. El calendario de la primera comida dada a cuchara siempre es notable para la familia. Cuando le sea dada la comida al hijo, colóquelo el alimento frente a él para que pueda comprobar de dónde viene la cuchara.
No es necesario estar siempre pendientes de los hijos. No es bueno sobreprotegerlos demasiado ni es necesario enseñarles todo. Ellos aprenden y descubren mucho si les damos las oportunidades para explorar los juguetes, los objetos y su entorno.
Cuando el bebé comienza a tirar el chupete al suelo una y otra vez, no es por aborrecerlo. Para aprender necesita experimentar y sacar conclusiones. Este tipo de conductas sirven para ver las consecuencias de cada acto.
Si el bebé está jugando con algo que no debe, con el riesgo de lastimarse o hacerse daño, es mejor distraerlo y captar su atención hacia otra actividad. Rápidamente el bebé se olvidará del objeto peligroso.
Cerca de los nueve meses el bebé comienza a hacerse preguntas. Puede no querer acercarse al perro con quien anteriormente había jugado animadamente o llorar copiosamente cuando la tía o el abuelo se aproximan a darle un beso para colocarlo en su regazo. A veces, la relación con el padre queda restringida emocionalmente y puede solamente querer a su madre. No se preocupe, no es nada personal. Cuanto más naturalmente responda, más deprisa esta fase será superada.
De vez en cuando pase un día a solas con su hijo. Darle de comer, cambiarle de pañales, ponerlo en su regazo, adormecerlo, dar una vuelta en el coche o un paseo por el parque y hasta aprovechar para ir a visitar a los abuelos, será con seguridad una experiencia inolvidable que va a aumentar la confianza en sí mismo como padre y estrechar la relación con su hijo.
Por mucho que el hijo ame la comunicación entre ambos no sucede de forma automática. Si desde el inicio le dedica algún tiempo tendrá con certeza buenos frutos para más adelante.
Los niños en edad escolar, en familias donde el padre también se hizo cargo de ellos cuando eran pequeños, demuestran un aumento significativo en su nivel de inteligencia, mayor capacidad de atención y disposición para aprender. El involucramiento paternal permite al adolescente tener una idea más segura de sus conflictos internos y una mayor resistencia a la presión de los compañeros, porque son más correctos sus valores.