El número 666 es mencionado en la Biblia, como el número de la bestia. En el libro de Apocalipsis de San Juan, Dios se aparece juzgando y destruyendo el mal. En ella aparecen imágenes, figuras y números misteriosos.
El número 666 es el nombre de la bestia que encarna la maldad para lo religiosos y está representado en la imagen como un ‘dragón de siete cabezas’. De acuerdo a las escrituras, es adorado por todos aquellos que no conocen y no viven el testimonio de Jesús. La bestia causa que todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, reciban una marca en su mano derecha o en sus frentes; esta etiqueta es el nombre de la bestia, representado por el número 666.
Según la tradición, todas las personas que tenían la marca de la bestia y aquellas que adoraron la imagen del dragón fueron maldecidas y quedaron con el cuerpo lleno de úlceras malignas y dolorosas.
Para los estudiosos de la Biblia, el apóstol Juan, citando a la bestia, se refería al emperador romano Cesar Nerón, que persiguió con ferocidad a los cristianos durante el siglo I y sometió a este grupo – todavía minoritario – a torturas y humillaciones públicas. El número 66 según el valor numérico de las letras en hebreo corresponde al nombre de Nerón.
En el momento en que el libro de Apocalipsis fue escrito, Nero ya había muerto y quien gobernó Roma fue Domiciano, que también se dedicó a perseguir a los cristianos y para ellos, era la encarnación de Nerón. Así, en esta creencia, el malvado Nerón fue revivido en el emperador Domiciano.
La imagen del dragón de siete cabezas representan las siete colinas de Roma, que vivían bajo un poder político totalitario, dictatorial y opresor.
Para los supersticiosos el número 666 representa el mal y atrae las desgracias. Es un número que debe evitarse porque sólo trae mala suerte.
