Impresionismo es un movimiento artístico que surgió en Francia en el siglo XIX. El nombre del movimiento se origina de la obra Impresión, sol naciente (en francés: Impression, soleil levant) (1872), cuadro pictórico de Claude Monet.
Los pintores impresionistas no estaban interesados en temáticas nobles o retrato fiel de la realidad. Utilizaban pinceladas sueltas para destacar la luz y el movimiento. Generalmente las telas eran pintadas al aire libre para que el pintor pudiese capturar mejor los matices de la naturaleza, como la incidencia de la luz solar sobre los entornos.
En las telas de los impresionistas son retratados los reflejos y efectos que la luz del sol produce en los colores de la naturaleza. Los colores de la naturaleza cambian constantemente, dependiendo de la forma en que se irradia la luz solar, y uno de esos cambios implica la alteración de colores y tonos.
La primera exposición impresionista pública se llevó a cabo en 1874 en París. Entre los expositores se encontraron Claude Monet (1840-1926), Édouard Manet (1832-1883), August Renoir (1841-1919), Alfred Sisley (1839-1899), Edgard Degas (1834-1917) y Camille Pissarro (1830-1903).
Algunas características del autor impresionista son: rompe completamente con el pasado; inicia investigaciones sobre ilusiones ópticas; se postula contra la cultura tradicional; pertenece a un grupo individual; entre otros.
Aunque Édouard Manet no tiene que ser considerado un impresionista, fue alrededor de él que se reunieron gran parte de los artistas que más tarde se llamarían impresionistas.
El impresionismo sirvió para innumerables artistas que escriben su propio código, como Van Gogh, Paul Cézanne y Toulouse-Lautrec.