En África occidental, en la zona que hoy comprende el Malí y Mauritania del sur, el Reino de Ghana alcanzó su ápice entre los siglos VII y XI. A través de la adquisición de los recursos naturales, principalmente oro y metales preciosos de los territorios dominados por el reino, se convirtió en principal autoridad económica de la región.
El Reino de Ghana fue fundado en el siglo IV. Cuando estaba en ascenso político y económico en el siglo X fue dominada por los soninké, que ampliaron el poder de Ghana sobre las regiones oro de Senegal – la curva del río Níger en el desierto del Sahara. Esta dominación duró casi un siglo, mientras tanto la gente que vivía allí fue obligada a pagar impuestos sobre el comercio de la producción de mercancías y metales preciosos. Debido a este comercio, sucedían constantes asedios nómadas en las regiones; contando con esa presencia amenazadora, los soninké se organizaron políticamente y formaron un ejército poderoso.
El poder del rey de Ghana provenía de la gran cantidad de oro producido en su reino. Este monopolio ha permitido los soninké la construcción y mantenimiento de grandes ciudades, además de una ciudad capital con una población estimada entre 15.000 y 20.000 habitantes. La producción de oro fue utilizada, también, para desarrollar otras actividades económicas, tales como tejido, herrería y producción agrícola.
La ciudad más importante comercial y políticamente desde el siglo XI fue Kumbi Saleh (capital), 340 km al norte de la actual Bamako, Malí. Otra gran ciudad era Audagoste. Con la competencia de otras potencias en el comercio de oro, el Reino de Ghana comenzó a declinar.
En nombre del islamismo, los bereberes, de la dinastía de los almorávides, procedentes del Magreb, atacaron y conquistaron Kumbi Saleh, perturbando la unidad del reino. Desde ese momento, el reino quedó dividido en una parte norte musulmán, comandada por los almorávides y en una parte del sur, comandada por los soninké, donde se refugiaron los no-musulmanes.
El Reino de Ghana rechazó convertirse al islam. Y así el reino quedó sumido en luchas tribales hasta el siglo XII, cuando los últimos territorios ghaneses fueron incorporados al Reino de Malí.