El genio en la botella (en alemán: ‘Der Geist im Glas’) es un cuento de hadas alemán recopilado por los hermanos Grimm. Desde la segunda edición de los cuentos de los hermanos Grimm, publicada en 1819, este cuento fue registrado bajo el número 99. Fue colocado en el sistema de clasificación de Aarne-Thompson, bajo el número 331.
Historia
Érase una vez un viejo leñador y su joven hijo. El leñador siempre quería que su hijo fuera a la escuela, pero no tenía dinero suficiente para darle al hijo una educación completa. Así que, después de algunos años, tuvo que regresar a casa. El hijo insistió en ir al bosque a trabajar con su padre, pero el padre no veía que él fuera capaz de lidiar con el trabajo duro. Durante un almuerzo, en lugar de descansar, él desafió a su padre y fue vagando por el bosque, donde escuchó una voz diciendo que estaba preso en la parte inferior del árbol. Allí él encontró una botella. Pero, cuando él abrió la botella, un genio gigante saltó de dentro de ella y dijo que iba a romper su cuello y romperlo. El joven leñador, entonces, desafió al genio diciendo que él no tenía capacidad de regresar para dentro de la botella.
El genio, para demostrar que realmente podía hacer lo que quisiera, volvió a entrar en la botella para mostrar al chico cómo él era fuerte, y el chico tapó la botella nuevamente. El genio, chocado, comenzó a implorar al hijo del leñador para abrir la botella de nuevo, pero él se negó a menos que el demonio prometiese beneficiarlo. El genio le instó y le ofreció muchas riquezas. El chico decidió que merecía la pena correr el riesgo y liberó al demonio. Este le dio un tejido especial, con un lado que transformaría cualquier objeto en plata pura y con otro que curaría cualquier enfermedad. Después de transformar su hacha en planta, él intentó cortar un árbol frente a su padre, deformando la lámina del hacha. El padre quedó extremadamente decepcionado, pues tendría que sustituir el hacha que pertenecía a su vecino.
El muchacho fue a vender el hacha y consiguió cuatrocientas veces más dinero del necesario para pagar el hacha roto. Finalmente, él contó a su padre la historia del genio en la botella. Después, el padre reconoció la inteligencia del niño que lo hizo rico y era feliz. El chico volvería a la escuela y se haría un médico de gran éxito y famoso, con la ayuda de su tejido mágico que curaba todas las enfermedades.