La palabra ‘estrés’ se ha convertido en algo común en el vocabulario del siglo XXI. Se utiliza para definir el estado nervioso, agitado, sobrecargado por un individuo con una carga horaria exhausta de trabajo o responsabilidad. Y pensemos, las células presentes en nuestro cuerpo también pueden pasar por el mismo problema; es lo que se conoce como estrés oxidativo.
El estrés oxidativo es cómo se llama la situación de exceso de radicales libres en comparación con el sistema protector intrínseco de cada célula.
El sistema protector cumple la función de proteger la estructura celular de malos efectos, causado por la presencia de oxígeno en nuestro cuerpo. Los electrones libres presentes en la molécula de oxígeno dan lugar a los llamados radicales libres, los mismos, cuando se producen en exceso, son dañinos para nuestros cuerpos.
El estrés oxidativo provoca envejecimiento prematuro (debido a la muerte de las células), ciertos tipos de cáncer, la enfermedad de Parkinson, entre otras dolencias. Hábitos adquiridos por la población son los principales agravantes del problema, entre ellos la ingesta de alcohol, la alimentación inadecuada y el uso de cigarrillo, todo esto añadido a una vida muy ocupada.
¿Cómo prevenir el estrés oxidativo? La ingestión de alimentos que contienen carácter antioxidante puede ser la solución al problema. Ejemplos de nutrición antioxidante son los alimentos ricos en vitamina A y C (cítricos) y beta-caroteno (zanahorias, remolacha).