El dióxido de carbono (CO2) es un óxido presente en la atmósfera, se asocia con el llamado efecto invernadero y así se considera perjudicial para el medio ambiente. Mejor conocido como gas carbónico, el CO2 está aumentando gradualmente en la atmósfera de la Tierra, ¿sabes por qué? Nuestros vehículos movidos por combustible de petróleo son los principales proveedores de CO2.
La propia naturaleza tiene una solución para el problema: la eliminación de gas a través de la fotosíntesis. Pero lamentablemente el hombre otra vez interfieren en el proceso: la tala ilegal de árboles provoca disminución de vegetación y, en consecuencia, hace más difícil que se produzca la purificación del aire por la fotosíntesis. Y lo peor es que además de las plantas, el hombre sigue a cargo de llevar a cabo las quemas de extensas áreas verdes, generando aún más dióxido de carbono.
Como puede verse, la situación está lejos de ser resuelta y cada día nuestro planeta se calentará. Estamos realmente cubiertos, como si existiera un techo de vidrio impidiendo la circulación de la masa de aire caliente que envuelve la Tierra.
En el último siglo la temperatura media de la tierra tuvo un aumento de 0,5 °C, una de las consecuencias de este calentamiento es la fusión de los casquetes polares, es decir, si el hielo se derrite ocurrirá una elevación en el nivel del mar. Ese factor puede generar inundaciones en ciudades costeras, haciendo que el agua salada se mezcle con agua dulce: será el inicio de la extinción de agua propia para el consumo. La ausencia de agua potable junto con el hombre en masa desencadenará una catástrofe universal.
¿Qué puede hacerse para ayudar al planeta? No realizar quemas y, si se presencia la quema ilegal de árboles, denunciarlo. Entre otras opciones, podemos escoger vehículos más ecológicos o movidos con combustibles alternativas, como los biocombustibles.
