El cuerpo humano se compone de diferentes partes, entre ellas la piel, los músculos, los nervios, los órganos, los huesos, etc. Cada parte del cuerpo está formada por varias células que presentan formas y funciones definidas.
Las células tienen estructuras semejantes – membrana plasmática, citoplasma y núcleo. Cada célula en el cuerpo puede variar en cuanto a la forma (estrellada, alargada, cilíndrica…) en relación con el tamaño y el tiempo de vida (las células óseas duran varios años, mientras las células de la piel se renuevan entre 35 y 45 días).
Cada tipo de célula se desarrolla para realizar una función en el cuerpo, por ejemplo, las células musculares son capaces de contraerse; el eritrocito (glóbulo rojo o hematíe) transporta oxígeno para todo el cuerpo; la nerviosa es capaz de recibir estímulos.
Las células de los tejidos
La vida del ser humano comienza con una sola célula. Esta se divide y da lugar a dos nuevas células, que también se dividen y forman dos más y así sucesivamente. Durante la formación del feto en el útero, las células se desarrollan, conforme a su localización y función en el cuerpo. Este proceso se llama de diferenciación celular.
En el cuerpo humano hay muchos tipos de células con diferentes formas y funciones. Las células trabajan en grupos y están organizadas de manera integrada, desempeñando juntas una función determinada. Esos grupos celulares forman los tejidos. Los tejidos del cuerpo humano pueden clasificarse en cuatro tipos: tejido epitelial, tejido conjuntivo, tejido muscular y tejido nervioso.
Los tejidos, así como las células, se agrupan. El conjunto de tejidos que realizan una función particular se llama órganos. En general un órgano se compone de varios tipos de tejidos. Varios órganos forman el cuerpo humano, entre ellos, el corazón, pulmón, cerebro, estómago, intestino, hígado, páncreas, riñón, hueso, bazo, ojos, etc. La mayoría de los órganos se encuentran en el maletero. La piel es el órgano más grande del cuerpo humano.
De los órganos al organismo
Un conjunto de órganos que operan de forma integrada constituyen un sistema. El cuerpo humano se compone de varios sistemas: respiratorio, circulatorio, digestivo, cardiovascular o circulatorio, muscular, nervioso, endocrino, excretor, linfático, reproductivo y óseo.
Cada sistema tiene su función específica, por ejemplo, el sistema respiratorio es el principal responsable de la absorción de oxígeno del aire por el organismo y la eliminación de dióxido de carbono, retirado de las células. Finalmente, el conjunto de todos los sistemas conforma el organismo que, funcionando en conjunto y armoniosamente, mantiene la supervivencia del cuerpo humano.
