El consumismo es el acto de la compra de productos o servicios que se hace sin conciencia. Es compulsivo e incontrolable, y está influenciado por las empresas comercializadoras que venden dichos productos y servicios. Es también una característica del capitalismo y la sociedad moderna con la etiqueta “sociedad de consumo”.
El consumidor se diferencia de los grandes consumidores, ya que compra bienes y servicios necesarios para su vida, mientras que compra mucho más allá de lo que uno realmente necesita.
El consumismo es de origen emocional, social, económico y psicológico, que en conjunto llevan a la gente a gastar lo que pueden y no pueden satisfacer la necesidad de la indiferencia social, la falta de recursos financieros, la baja autoestima, estrés emocional, entre otros.
Las consecuencias son malas para el consumidor: el proceso de alienación, la explotación en el trabajo, la multiplicación innecesaria (que contribuyen al proceso de degradación de las relaciones sociales y entre las sociedades) y la generación de un trastorno que se caracteriza por la compulsión de gastar dinero.
Esta adicción por el consumo es más común en las mujeres, teniendo una proporción de cuatro a uno respecto al hombre. Por otra parte, el medio ambiente también sufre de esta “enfermedad del siglo” por el aumento incontrolado de los residuos y fomenta el consumo de las grandes cantidades de basura que genera.