Encontramos el origen del sistema capitalista en la transición de la Edad Media a la Edad Moderna. Con el renacimiento urbano y comercial de los siglos XIII y XIV, apareció en Europa una nueva clase social que vivía en ciudades denominadas burgos: la burguesía. Esta nueva clase trató de sacar provecho a través de actividades comerciales.
En este contexto, también hay banqueros y cambistas, cuyos ingresos estaban relacionados con el dinero en circulación en una economía que estaba en auge. Los historiadores y los economistas identifican esta burguesía, y también en los cambistas y banqueros, ideales embrionarios del sistema capitalista: la ganancia, la acumulación de la riqueza, el control de los sistemas de producción y la expansión de los negocios.
Podemos dividir el capitalismo en varias fases históricas:
- Capitalismo mercantil o comercial: se consolidad entre los siglos XV y XVIII. Se denomina entonces mercantilismo. Las grandes potencias de la época (España, Portugal, Holanda, Inglaterra y Francia) exploraron nuevas tierras y comercializaban con esclavos, metales preciosos y otras materias primas con la intención de enriquecerse.
- Capitalismo industrial: Se produce en la época de la Revolución Industrial con el apoyo del progreso tecnológico.
- Capitalismo financiero: después de la Segunda Guerra Mundial, algunas compañías comenzaron a exportar medios de producción debido a la alta competencia y el crecimiento de la industria.
El capitalismo ha sufrido cambios desde la Revolución Industrial hasta nuestros días. En el siglo XX, algunas empresas se han unido para controlar los precios de las materias primas impidiendo que otras empresas más pequeñas tengan la oportunidad de competir en el mercado. El fenómeno ha evolucionado a términos como oligopolio, duopolio y monopolio.
Como resultado de fusiones y alianzas comerciales, se producen las transnacionales, conocidas actualmente como multinacionales (IBM, Microsoft, McDonalds, Nike…). El nombre se debe a que son empresas que operan más allá de su país. El término multinacional, nos ha llevado a la conclusión de que la empresa tenía varias nacionalidades. Por esta razón, el término de transnacional fue sustituido.
La combinación de grandes empresas ha causado daño a las pequeñas empresas que no pueden competir en las mismas condiciones. Consecuentemente, terminan siendo dominadas por los intereses de gigantes, o consiguen sólo un mercado limitado y reducido.
Siempre en busca de beneficios y el progreso, las grandes empresas comenzaron a valorar a sus empleados, ofreciéndoles beneficios con el fin de obtener de ellos un funcionamiento óptimo y garantizar los medios de producción necesarios para estabilizarse en el mercado. En consecuencia, la voluntad y la dedicación a este trabajo conducen al empleado a realizar el servicio con más fantasía y alegría, para contribuir al éxito de la empresa.
Desafortunadamente, son muchas las compañías que no invierten lo suficiente en sus trabajadores y muchos de ellos trabajan sin ningún tipo de motivación, haciendo únicamente lo que se necesita para mantener sus puestos de trabajo y garantizar el bienestar de su familia.