El efecto invernadero es un fenómeno natural: algunos gases, en particular el dióxido de carbono (CO2), actúan como retenedores de calor, condición fundamental para mantener la existencia de plantas y animales del planeta. Sin embargo, desde el siglo XVIII, el proceso de industrialización experimentado hizo que la atmósfera comenzase a recibir un enorme volumen adicional de gases que dificultan la disipación del calor. Muchos investigadores apuntan esa producción creciente de gases como la gran responsable por la intensificación del efecto invernadero.
De hecho, en los últimos 150 años, la temperatura media de la superficie de la Tierra ha aumentado 0,6 °C. Reputados institutos de investigación afirman que la década de 1990 resultó ser la más cálida del milenio. Conforme a las mismas fuentes de investigación, si siguen manteniéndose los actuales niveles de emisión de contaminantes, las temperaturas al final del siglo XXI serán, en media, 3 °C más altas (en algunas regiones hasta 5 °C) de las registradas ya en 1990. Las consecuencias del agravamiento del efecto invernadero pueden ser desastrosas para la vida en todo el planeta.
Entre los grandes problemas pueden señalarse: alteración en la circulación de los vientos – lo que puede aumentar el número de huracanes; reducción de la cantidad de lluvias – hecho que traería consigo, a su vez, escasez de alimentos; detrimento del hielo continental en las montañas y en las zonas polares – lo que elevaría los niveles de los océanos, inundando regiones costeras; consecuentemente, nos enfrentaríamos a una migración a gran escala para regiones más altas, creando graves problemas sociales.
Una de las maneras más eficaces de medir este calentamiento consiste en monitorizar de ambientes marinos y costeros. Por ejemplo, los estudios ya realizados sobre las barreras de corales de Australia proveen evidencias para que todos los países, especialmente Estados Unidos, sean convencidos de la necesidad urgente de reducir la emisión de gases como el CO2, responsables por el empeoramiento del efecto invernadero.