El azúcar común fue tachado como villano, y para sustituirlo surgieron los edulcorantes artificiales con la promesa de ofrecer mejor calidad de vida a sus usuarios. Pero, ¿es creíble esta historia? Los efectos secundarios provocados por el uso frecuente de edulcorantes pueden ser más peligrosos que la propia ingesta de la sacarosa. Uno de los problemas es el aumento de la propensión al cáncer.
Esta preocupación ha llevado a los investigadores a dedicarse al descubrimiento de edulcorantes naturales, tales como el esteviósido. Este glúcido fue extraído de la planta de Stevia rebaudiana.
Veamos primero la evolución de los edulcorantes artificiales:
1897: la sacarina fue lanzada al mercado; tenía poder para endulzar 200 veces más que la sacarosa.
Molécula de sacarina
1940: surge ciclamato sódico, unas 30 veces más dulce que la sacarosa.
1965: los edulcorantes ganan popularidad a través del aspartamo, el endulzante de la época se utiliza hoy en día y es alrededor de 180 veces más dulce que el azúcar.
Fórmula del aspartamo
Conozcamos a continuación algunos edulcorantes naturales:
Miel de arroz: tiene un gran contenido de maltosa y carbohidratos complejos, y una textura de jarabe. El sabor es concentrado y la dulzura suave. Se elabora de forma similar a la maltosa o miel de cebada.
Amasake: edulcorante natural consumido tradicionalmente en Oriente. Es producido a partir de arroz y otros cereales y tiene una textura consistente. Bebida japonesa altamente extendida, es dulce y ligeramente alcohólica hecha a partir de arroz fermentado.
Miel común: mezcla natural de glucosa y fructosa, dos veces más dulce que el azúcar.
