La distribución del agua en el mundo se produce de forma irregular, y su disponibilidad para el consumo es cada vez más limitada como consecuencia de la acción humana. El agua potable es un recurso escaso, convirtiéndose en un bien altamente estratégico.
El agua, como sabemos, es un recurso natural de carácter esencialmente estratégico, es decir, su disponibilidad no es un privilegio de todos los territorios del mundo, por lo que la competencia por este importante elemento de la naturaleza puede convertirse en un verdadero desencadenante para el brote de las principales controversias internacionales.
Todo esto es una gran paradoja, después de todo, el 70% de la superficie del planeta Tierra está formado por agua. Sin embargo, del total de agua existente, sólo el 2,5% es agua fresca y segura. El gran problema es que el total de agua dulce existente en el planeta, aproximadamente el 69,8%, se concentra en los casquetes polares y también en los glaciares, siendo inviable su utilización; el 29% está en las aguas subterráneas; y apenas un 0,3% está en ríos y lagos. El porcentaje restante está distribuido en otras reservas y también en la humedad del aire y de la vegetación.
Ante esta situación, se puede ver el nivel de preocupación que se establece a nivel internacional sobre el agua. Para empeorar las cosas, muchos de los cuerpos de agua para uso propio sufren de contaminación intensiva, así como la erosión de sus márgenes y la colmatación (acumulación) de sedimentación resultante. Todo ello limita aún más el marco natural de agua potable a disposición de las actividades socio-espaciales.
Por otra parte, la distribución de agua fresca es desigual en todo el mundo, con países en los que esta característica es prácticamente escasa y otros en los que es relativamente abundante.
Existen muchos países africanos que tienen escasez de agua económica, es decir, no tienen condiciones para explotar mejor sus recursos hídricos. Ya en Asia, sobre todo en Oriente Medio, esta característica es casi completamente disponible. En América Latina, Brasil es un país privilegiado en cuanto a sus reservas de agua, a pesar de que también se distribuyen irregularmente en su territorio, con las mayores reservas sólo en las zonas menos pobladas del país.
No es coincidencia que muchos analistas afirmen que las grandes disputas bélicas del siglo XXI tienden a resumirse en disputas de territorios donde existan más recursos hídricos, revelando una vez más el carácter estratégico de este tipo de recurso natural. La mejor medida, mientras, es la adopción de programas de conservación y de reutilización del agua, además de la preservación de su ciclo de renovación, con la conservación de los ríos, lagos y drenajes en general.
