El autoritarismo se describe como una forma de gobierno caracterizado por un énfasis en la autoridad del Estado en una república o unión. Es un sistema político controlado por los legisladores electos que suelen permitir un cierto grado de libertad. Puede definirse como un comportamiento en el que sobresale una persona o institución en el ejercicio de la autoridad que correspondía. El autoritarismo puede ser caracterizado por el uso de abuso de poder y la autoridad y a menudo se confunde con el despotismo.
En las relaciones humanas, el autoritarismo puede ponerse de manifiesto en la vida nacional, donde un déspota o dictador actúa sobre millones de ciudadanos, interfiriendo hasta en la vida familiar, donde se encuentra el dominio de una persona a otra a través del poder del terror financiero, económico o y la coacción.
Distinción entre el autoritarismo y el totalitarismo
La distinción entre el régimen autoritario y totalitario es que en el autoritarismo, el gobierno no pretende controlar la vida privada de sus ciudadanos al punto de convertirlos, de manera compulsiva, en personas reeducadas para pasar el resto de sus vidas sobre el régimen.
Los regímenes autoritarios en América Latina, mantienen una fuerte represión desde arriba, contra los elementos disidentes de renombre, pero la población civil en general, se quedaba por lo general en paz.
En particular, el autoritarismo del Estado prefiere alienar a la población, ofreciendo espectáculos públicos que le restan de las preocupaciones políticas. Así, durante estas situaciones de conflicto suelen producirse eventos notorios como encuentros deportivos por ejemplo.
Ya en el totalitarismo, el gobierno tiende a divinizarse a sí mismo, a través de la implementación de una verdadera dictadura de partido único. Esto nunca se ha visto en América Latina, con la única excepción del sistema del socialismo de Castro desplegado en Cuba desde 1959. Allí, la adoración del pueblo de Cuba por Fidel Castro solamente encontró su paralelo fanatismo en Corea del Norte con Kim Il-Sung y su hijo y sucesor Kim Jong-il.
Este fue también el caso de los regímenes comunistas de estilo bolchevique que buscaban moldear la consciencia de los jóvenes al modelo impuesto por los jóvenes. Por ejemplo, En la antigua Unión Soviética, las escuelas primarias enseñaron a los niños a cantar canciones con títulos como “Mi abuelo Lenin” con el fin de confundir los valores familiares con los valores revolucionarios. Hitler intentó imitar el modelo comunista, con el establecimiento de “Juventudes hitlerianas”, pero no con el mismo éxito.
En los regímenes totalitarios, toda la iniciativa personal de los ciudadanos debe ser canalizada al Estado, que no reconoce la existencia de otra cosa que a sí mismo. No existen otras ideologías y otras formas de pensamiento para el Estado salvo la suya misma. Esta concepción del gobierno fue criticada por el método que deben adoptarse para las consecuencias últimas.