Mucho se dice sobre la terapia, análisis, psicoterapia, psicólogos, psiquiatras y terapeutas, pero son numerosas las personas que todavía confunden términos desconociendo la función de cada servicio y profesión.
Una pregunta muy común consiste en la diferenciación entre los profesionales que trabajan con la mente humana. Pocas personas tienen seguridad sobre qué distinga al psicoanalista, psicólogo, psiquiatra o psicoterapeuta; todavía es peor que haya nuevas profesiones que se endosen a la confusión.
Psicólogo es un profesional formado en Psicología que, después de una carrera universitaria de cinco años, quedan aptos para tratar problemas y cuestiones emocionales y psicológicas que ayuden a la resolución de los conflictos, obstáculos y dificultades que se pueden experimentar a lo largo de la vida.
El psiquiatra es un profesional formado en Medicina que, después de una carrera en la universidad de seis años de duración, está apto para tratar las causas orgánicas que causan trastornos psiquiátricos y que deben ser reguladas con fármacos, los cuales apenas el médico es capaz de prescribir, según su código deontológico.
Psicoanalista, al contrario de lo que muchos piensan no es una profesión, es una especialización en una línea de pensamiento. Tanto psicólogos como médicos de cualquier área y no necesariamente un psiquiatra pueden hacerse psicoanalistas.
De la misma forma que existen personas que dicen acudir al psicoanalista, un paciente podría indicar que va a un terapeuta conductual, humanista o constructivista, pues existen diferentes líneas de pensamiento que no constituyen por sí mismas una profesión.
Terapeuta es otro término que suele provocar confusión por sus variedades; el terapeuta no es específicamente un psicólogo o psiquiatra, es alguien que, a través de una formación adecuada en una técnica terapéutica específica, se vuelve apto para ejercer esa formación en el plano práctico. En este caso podemos referirnos a Terapeutas de Flores de Bach, Terapeutas de Shiatsu, Terapeutas Familiares, Terapeutas de Bioenergética, entre otros. Psicoterapeuta es un término todavía confuso popularmente, pues traduciendo su sentido original debería significar aplicación de terapia psicológica, es decir, frecuentar un psicólogo y hacer psicoterapia.
Sin embargo, no todos los que se llaman a sí mismos psicoterapeutas son psicólogos. Por lo tanto, debemos estar alerta sobre el profesional escogido, sabiendo si es psicólogo, psiquiatra o terapeuta, si dispone de buenas referencias, si tiene la formación exigida para prestar el servicio y principalmente el tipo de terapia que va a realizar.
¿Puede haber un psicoanalista que es psicólogo al mismo tiempo?
No. Técnicamente, el trabajo del psicólogo y el trabajo del psicoanalista son auto-excluyentes, bien como cualquier otro terapeuta en relación al analista. Eso sucede porque el psicoanalista precisa abordar el inconsciente, mientras el psicólogo debe excluir el inconsciente de su trabajo si desea comprometerse con integridad con la disciplina psicológica.
Un psicólogo necesita contar con una teoría sólida, con una lógica que sea consistente para explicar cómo funciona el individuo a tratar. La cuestión es que el inconsciente no ofrece una lógica consistente, al contrario, su lógica se sustenta en un sentido en cada sujeto, varía entre cada individuo. Por ello, debemos excluir la permanencia de ambas disciplinas paralelamente.
La psicología puede permitirse el privilegio de explicar el funcionamiento de las personas, pero también la sociedad, los grupos, pueblos y todavía ser coherentes con su propuesta; el psicoanalista que se aventura en esa vía tentadora fácilmente termina por recibir la crítica de sus compañeros de profesión.
Carl Jung fue el más conocido alumno de Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, que terminó por romper sus lazos con la disciplina y creó el concepto de inconsciente colectivo. Cuando Jung consideró que era necesario expresar fenómenos colectivos, debió abandonar su carrera como psicoanalista e iniciarse en la elaboración de una nueva psicología. Fue por su inicio en el psicoanálisis que su teoría quedó acuñada popularmente como psicoanálisis jungiano, cuando en realidad es más una psicología que forma parte de un sistema teórico que engloba saberes sobre la personalidad y otros asuntos.
Además de ser capaz de hablar acerca de colectivos, la psicología también puede existir fuera de la consulta personal, pero en una calidad que difiere totalmente del psicoanálisis. Un psicólogo puede perfectamente aprender a través de libros, desarrolla una psicología que explica la vida de las personas y todavía así es posible que no haya llegado a orientarse hacia la psicoterapia. Existen psicólogos organizacionales que lidian con formas de hacer una empresa más eficiente abordando interacciones entre empleados; los psicólogos ambientales tienen teorías que justifican la adaptación a diferentes tipos de ambiente; otros psicólogos que trabajan con marketing explican el motivo por el que los consumidores adquieren un producto con determinadas características o diseño. En suma, un psicólogo es una persona con un conocimiento de la psicología y su funcionamiento y no depende necesariamente del ramo clínico. Un psicoanalista, por otro lado, sólo se orienta al tratamiento de personas y todavía así existen limitaciones en cuanto a análisis y disfunciones. Los usos del psicoanálisis aplicado a personas son difícilmente justificados y es por ello que guías de auto-ayuda o guías del comportamiento quedan a cargo de los psicólogos en la mayoría de casos.
Al igual que un psicólogo tiene que alejarse del inconsciente con el fin de hacer uso de una teoría psicológica, un psicoanalista debe negarse a utilizar áreas psicológicas sobre su paciente, una vez que aplicar un conocimiento teórico sobre el paciente trataría de extinguir el aspecto inconsciente.
¿Cuál es el mejor profesional para mi problema? ¿Un psicoanalista o un psicólogo?
Un error muy comúnmente sustentado, incluso por profesionales capacitados, es el de pensar que esos diferentes trabajos hablan del mismo problema, pero de manera diferente, es decir, son abordajes o perspectivas sobre un mismo objeto, el ser humano. Sin embargo, tal generalización, aparentemente conciliadora y amplia, en realidad es reacia a dar resultados en cualquier trabajo.
La diferencia no está en el tipo de problema que se lleva a la consulta, tratando de utilizar un trastorno para un tipo de profesional frente a otro (por ejemplo: problemas de déficit de atención o problemas de ataques de pánico).
Una de las ideas más difundidas es que si desea tratarse un problema puntual es mejor acudir a un psicólogo pero, si se desea profundizar en un problema, es mejor acudir a un psicoanalista. Ninguna de esas cuestiones deja de ser muy sensata, pues de estas maneras estos profesionales abordan temas completamente diferentes.
Frecuentemente los psicólogos arguyen que un paciente no puede tratarse solamente con fármacos psiquiátricas, sin hacer psicoterapia, pues los problemas diarios no van a desaparecer con el uso de un fármaco que lo deje insensible a lo que sucede a su alrededor. Apenas eso serviría para decir que los dos profesionales no trabajan con el mismo objeto. De otro lado, un psicoanalista tampoco aconseja sobre qué hacer con los problemas que el paciente tiene sobre sí mismo, pues el tratamiento psicoanalítico nunca trata sobre aquello que el paciente ya sabe, sino sobre una parte inconsciente que se esconde en la imposibilidad de resolver sus problemas.
De la misma manera que el psicoanalista nunca llegar a ofrecer cuáles serán las mejores opciones a ser tomadas frente a determinado dilema, un psicólogo no llega a tratar la cuestión inconsciente, que permanece protegida bajo mecanismos de defensa (resistencia).
Tal vez esa sea una dificultad compleja para cada uno, dada que rara vez uno de esos profesionales terminará recomendado la consulta hacia otro profesional, lo que hace con que el paciente necesite tener la idea sobre qué buscar. Eso puede llegar a consumir tiempo y prueba de sus errores son que muchos pacientes del psicoanálisis han probado anteriormente otros tratamientos alternativos. Realmente, la única información que puede simplificar esta opción sin ser tendenciosos es la de que analistas y psicólogos definitivamente no se ocupan de tratar los mismos problemas.