Los dientes, estructuras rígidas y ricas en calcio, fijas a los maxilares, ejercen como función principal la masticación, pero ayudan también en el habla y protección bucal.
La primera dentición, en que los órganos enclavados son llamados de dientes de leche, corresponde a 20 dientes cuyo nacimiento cesará hasta aproximadamente los 2 años de edad. En la medida en que el niño está creciendo, sus maxilas también crecen, dando espacio a nuevas denticiones. Aproximadamente en torno a los 6 años de edad, el niño comienza a tener su dentición permanente, que consiste en la sustitución de sus dientes de leche por dientes permanentes y el surgimiento de otros permanentes. Entre los 15 y 25 años de edad podrán nacer las muelas, completando 32 dientes: 4 incisivos, 2 caninos, 4 premolares, 6 molares en la porción superior de los maxilares y la misma cantidad en el área inferior.
Los seres humanos tienen cuatro tipos de dientes: incisivos, caninos, premolares y molares. Los incisivos están situados frente a la boca y el formato de la corona de estos facilita el corte de los alimentos. Los dientes caninos son puntiagudos y permiten que el alimento sea rasgado. Los premolares y molares se localizan en el fondo de la boca y ejercen la función trituradora del bolo alimenticio.
El esmalte es la región más externa y compacta del diente. Debajo de ella está la dentina y la cámara pulpar. El cemento separa la raíz del ligamento que agarra la raíz y conecta el diente a la mandíbula. El ápice es la región donde se encierra el diente y es donde se insertan los vasos sanguíneos, tejido conjuntivo y nervios.
