La descontaminación de quienes entran en contacto con material radiactivo se realiza según el grado de contaminación. Si la contaminación no es alta, la persona pasa primero por un de proceso de lavado con jabón, agua y vinagre. Es importante señalar que también se controla el agua utilizada, puesto que contendrá radioactividad tras el proceso.
Una segunda indicación es aumentar la sudoración, es decir, el sudor del cuerpo de las personas contaminadas a través de ejercicios físicos en esteras geométricas o a través del uso de saunas. En muchos casos, esos dos procedimientos ya sirven para descontaminar a las víctimas y ellas son liberadas.
En los casos más graves, en el cual el material radiactivo permanece demasiado tiempo en contacto con la piel y fue absorbido por el organismo, la persona pasa a ser monitorizada. En esos casos, se realiza un tratamiento con ingestión de la sal Azul de Prusia (en alemán: Preußisch Blau o Berliner Blau; trad. azul berlinés), también denominado Radiogardase®. Ese medicamento es absorbido por el tubo gastrointestinal y es de baja toxicidad, funcionando como una resina de intercambio iónico. Él hace que el cesio, que es excretado por vía urinaria, pase entonces a ser también eliminado por las heces.
Si el Azul de Prusia es administrado 10 minutos después de la contaminación radioactiva, se reduce la absorción de cesio en un 40%. Pero si eso no sucede, su efecto disminuye, siendo que éste conseguirá captar 35% del cesio radioactivo en el organismo.
