La depresión es un estado de trastorno mental, leve o grave, como consecuencia de funcionamiento alterado de las células cerebrales en la capacidad emocional y física de un individuo. Es un problema que afecta a hombres y mujeres adultos (entre 20 y 50 años de edad) pero también se registra en los ancianos y los niños.
Afecta en mayor medida al cuerpo femenino, en la proporción de dos mujeres por cada hombre con depresión. Esta tendencia es causada por los cambios hormonales que experimenta, en mayor medida, el cuerpo de la mujer durante el embarazo y el período pre-menstrual.
Entre los factores que desencadenan los procesos depresivos son de naturaleza genética (tiroides bajo funcionamiento, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer, la diabetes…) y sociales (desempleo, separación, pérdida de un ser querido…). Los factores tienen efecto directo sobre la transmisión de los impulsos nerviosos de una célula a otra, debido a la disminución en la cantidad de neurotransmisores (noradrenalina y serotonina).
Los síntomas más comunes están relacionados con cambios de humor, que afectan el comportamiento diario de una persona que brilla a través de la mancha, los momentos de tristeza, desánimo, ansiedad e irritabilidad continuada.
La depresión también afecta a la fisiología del cuerpo humano, causando malestar general (cansancio), disminución de la libido (deseo sexual), mala memoria, disminución de la concentración, la oscilación entre el insomnio y sueño excesivo y el aumento o pérdida de apetito.
El tratamiento se lleva a cabo a través de secciones de la psicoterapia asociada con medicamentos antidepresivos. La terapia se centra en restaura los niveles de los quimiorreceptores sinápticos (la serotonina elevada), causando una sensación de bienestar.
