El racismo, como fenómeno social y del comportamiento, busca afirmar que existen las razas puras, y que estas son superiores a las demás. De esta manera, el racismo tiene como necesidad un contexto que justifique la hegemonía histórica, social, política y económica.
Desde el punto de vista de la raza, los grupos humanos de hoy son en su mayoría producto del mestizaje. La evolución de las especies, incluyendo humanos y el sexo entre especies facilitó la mezcla racial a lo largo de las eras. Afirmar que no existe una raza pura se convierte en una definición ilusoria basada en los datos étnicos y la estabilidad genética. Por lo tanto, cuando se aplica a la pureza biológica de los humanos como concepto, lo que ocurre es una confusión entre el grupo biológico y el grupo de lingüístico o nacional.
Las razas fueron inventadas y tratadas como un tema de gran seriedad durante siglos y en la actualidad tenemos un amplio conocimiento de todas ellas. Hoy en día sabemos que somos todos parientes y todos diferentes, tal como afirmaba el genetista francés André Longaney y no es necesario hacer estudios profundos para convencernos de eso.