La civilización moche (o cultura Mochica) floreció en el norte de Perú entre el 100 a.C. y el 800 d.C. y englobaba una gran región a lo largo del periodo de su incidencia. Su unidad cultural está bien comprobada a partir de la iconografía común manifestada en la cerámica pintada y joyería, que demuestra un compartimento de usos y costumbres, región, arquitectura y otros aspectos que hacen suponer una unidad lingüística.
Se trata, pues, de la cultura precolombina típica de la región de los valles del norte de Perú ocurrida entre los años 300 a.C. y 1000 d.C. en la cual, el aumento de la complejidad en la elaboración de la cerámica y en la producción de piezas de metales, especialmente joyas, pero la evolución arquitectónica de los sitios urbanos, con introducción de nuevas técnicas constructivas, permite dividirla en cinco periodos.
La base económica de esta civilización era la actividad agraria practicada en los valles de la costa del Pacífico hasta las estribaciones de los Andes, donde la necesidad llevó a introducir la agricultura de regadío, evidencia de la sofisticación de su ingeniería.
Sin embargo, esta cultura no llegó a desarrollar la escritura y los hábitos, usos y costumbres, y casi todo cuanto hay de ella hoy se puede saber a través de artefactos cerámicas, con escenas detalladas de la vida común en sus más variados aspectos como la caza, la pesca, el combate, el castigo, los placeres sexuales, las ceremonias religiosas y otras labores.
La Huaca del Sol, una enorme estructura piramidal situada en el río Moche, fue la mayor estructura arquitectónica precolombina construida en el Perú y, posiblemente, el centro de irradiación de la cultura Mochica. Sin embargo la cultura Mochica se produjo en muchos otros centros de población en los valles de la costa norte de Perú, como Lambayeque, Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú, Chao, Santa, Nepeña, donde se encuentran, entre otros, los sitios de Sipán, Pampa Grande, Dos Cabezas, Pacatnamú, San José de Moro, El Brujo, Mocollope, Cerro Mayal, Galindo, Huancaco y Pañamarca.
Hay otra creación importante la participación de la cultura Mochica, el surf. Los primeros informes de este deporte provienen de este periodo donde la iniciación de los hombres en la edad adulta probablemente fue hecha en la playa Chicama, que consistía en enfrentar las largas olas del lugar utilizando un tipo de embarcación existente hasta hoy en la región, los ‘Caballitos de Totora’. Exámenes realizados recientemente en una de esas embarcaciones descubiertas presume de tener aproximadamente 2.500 años, lo que revela ser el más antiguo ancestral deporte.
Metalurgia
Los mochicas fueron excelente metalúrgicos habiendo descubierto muy pronto las propiedades del oro, de la plata y del cobre, desarrollando con el tiempo técnicas de extracción de estos minerales, su fundición y tratamientos químicos.
Trabajaron con aleaciones sofisticadas mezclando hábilmente cromo y mercurio (elemento químico) obteniendo bronce, cobre dorado o plata dorada, no aleatoriamente sino con patrones criteriosos manoseando todavía una variedad de reactivos como la sal común, el nitrato de potasio, el alumbre de potasio, los sulfatos, etc.
Desarrollaron métodos de fundición, refinación y soldadura fría y caliente, plegado, laminado y extrusión de metal.
Con esto, podrían producir una gran variedad de objetos de uso cotidiano como cuencos, platos, pinzas, conchas, adornos como collares, medallas, pulseras, brazaletes, pendientes del oído, los labios y la nariz, armas como cuchillas o puntas, protectores de diverso tipos y objetos religiosos como máscaras rituales y hasta instrumentos musicales como tambores y flautas.