Hasta el siglo XIII, en la porción noroeste de México, se observa la presencia de una pequeña tribu semi-nómada en la región Aztlan. Por razones históricas no muy claras, esta población decidió trasladarse al sur, para llegar al territorio del lago de Texcoco en el Valle de México. Después de derrotar a algunas poblaciones que dominaron la región, este pueblo fue el responsable de la creación de la civilización azteca.
A lo largo de dos siglos de dominación, los aztecas formaron un imperio imponente conteniendo más de quinientas ciudades y el hogar de más de quince millones de habitantes. En este proceso de migración, también es importante hablar sobre el establecimiento de la agricultura como una actividad económica esencial. Gracias a la agricultura, los aztecas se convirtieron en una próspera civilización.
En primer lugar, las técnicas rudimentarias de la siembra se aliaron a una latente indisponibilidad de tierras idóneas para la plantación. Sin embargo, este obstáculo fue superado a través de la dominación del sistema de chinampas. En la chinampa, tenemos una cinta transportadora colocada sobre la superficie de las zonas pantanosas. En la parte superior de estas zonas, el barro fértil de esos terrenos húmedos era aprovechado para la plantación.
La dieta de los aztecas fue ampliamente dominado por el consumo de platos a base de maíz. Además, consumían un líquido extraído del cacao, conocido como xoalt, una especie de chocolate ancestral. Tabaco, algodón, calabaza, frijol, tomate y pimiento también formaron la mesa de alimentos ricos de los aztecas. Curiosamente, el consumo de determinadas carnes estaba reservado para los miembros de las clases privilegiadas.
Adueñados de una fuerte cultura centrada en el conflicto, los aztecas tenían su sociedad controlada por una élite militar. El rey era el más grande líder de todos los ejércitos y ejercía las principales funciones políticas al lado de otro líder destinado a la creación de leyes, la distribución de alimentos y la ejecución de las obras públicas. Poco después de esa élite política, teníamos a militares y sacerdotes.
Fuera de la élite, los aztecas contaban con la presencia de comerciantes y artesanos que se definen las capas intermedias. El comercio tuvo gran importancia en la civilización azteca; la negociación comercial implicó generalmente los productos agrícolas, artesanías, productos textiles, papel, metales, gomas y pieles. En algunas situaciones, los comerciantes actuaban como espías y por lo tanto se beneficiaron de la exención de impuestos y otros privilegios.
Los campesinos ocuparon la posición más baja de la jerarquía social azteca. También debemos señalar la existencia de una pequeña población de esclavos, que era obtenida por medio de los conflictos bélicos. La única forma de subir socialmente era por un acto de valentía realizado en la guerra. El soldado era honorado con la donación de terrenos, joyas y ropa.
La cultura y el conocimiento de los aztecas tenían una imponente expresión en diversos campos. Al igual que los mayas, establecieron la creación de un calendario que organizaba el tiempo y también acuñaron un sistema de escritura. En pocas palabras, la escritura de este pueblo estaba dotada de un sistema pictórico que combina el uso de figuras y objetos y otros jeroglíficos sistematizado por medio de símbolos y sonidos.
La medicina azteca no reconocía fronteras y distinciones con las prácticas religiosas. Los curanderos y sacerdotes integraron una rica cultura religiosa dominada por varios dioses que constituyeron una compleja mitología. Las deidades representaron varios eventos y datos de la cultura azteca. En algunas celebraciones, el sacrificio y el derramamiento de sangre humana integraban rituales aztecas.
