Los crímenes de odio (en inglés: hate crime), también conocido como crímenes motivados por el preconcepto. Se trata de crímenes cometidos cuando el criminal escoge de manera intencional a su víctima en función de esta pertenecer a un determinado grupo como, por ejemplo, un grupo de skinheads contra un inmigrante. Las razones más comunes son el odio contra la víctima por motivos de raza, religión, orientación sexual, origen étnico, discapacidad física o mental, o nacionalidad. Otras razones pueden incluir, por ejemplo, la edad de la víctima, el sexo (género) o la identidad sexual.
Los crímenes de odio pueden tomar muchas formas. El Ministerio del Interior de Gran Bretaña (Home Office) enumera las siguientes formas de crimen de odio:
- Ataques físicos – como el asalto físico, los daños a la propiedad, el graffiti ofensivo, la lucha contra los vecinos o incendios provocados.
- Amenaza de ataque – incluyendo cartas ofensivas, llamadas telefónicas abusivas u obscenas, persiguiendo a los grupos de intimidación y denuncias infundadas o maliciosas.
- Abuso verbal y los insultos – folletos y carteles ofensivos, gestos abusivos, dejando la basura en frente de una casa de la víctima o en su buzón de correo, la intimidación (humillación) en la escuela o en el trabajo.
Los crímenes de odio han dado forma e influido a la Historia. Su historial se remonta a la persecución de los cristianos por los romanos, la “solución final” de Adolf Hitler contra los judíos, la limpieza étnica en Bosnia y el genocidio en Ruanda. En los Estados Unidos, los ejemplos incluyen la violencia y la intimidación contra los nativos americanos, el linchamiento de los negros y el fuego cruzado con el Ku Klux Klan, los ataques a los homosexuales, y la pintura de esvásticas en sinagogas en el frente. [En 2008, el gobierno de Ecuador declaró calificó de crimen de odio contra los latinos un caso de un ecautoriano asesinado en la ciudad de Nueva York.