Por ‘polvo’ se entienden partículas sólidas finamente divididas (partículas coloidales) de dimensiones que varían entre 100 y 100 Å (Angstrom – 1Å es equivalente a 10-10 m)
Serán discriminadas las partículas de origen metálico y partículas de origen no metálico, pues el modo de actuación es diferente en cada caso.
Partículas de polvo no metálicas
Agentes típicos de formación de polvo son, por ejemplo, las fábricas termoeléctricas alimentadas con carbón, altos hornos, industrias siderúrgicas, industrias de cemento y algunas ramas de la industria química.
Además, los vehículos de motor provocan continuamente formación de polvo y en el tránsito urbano se hace sentir la abrasión de las pastillas de freno de los vehículos. Mientras estos tipos citados de polvo son observados en regiones densamente pobladas, merecen destaque, desde un punto de vista global, otros tipos de polvo.
En este segundo tipo de polvo se incluyen, por ejemplo, el humo causado por la quema de la vegetación de las estepas y las regiones desérticas (e incluso la vegetación en las regiones templadas después de largos períodos de sequía), o las nubes de polvo levantadas por el viento en los desiertos y estepas.
El amplio uso de los pastos en las regiones de vegetación tipo estepa en América del Sur, África del Sur y Australia provoca un debilitamiento de la cubierta vegetal y la posibilidad de la formación de nubes de polvo.
Al mismo tiempo, la atmósfera es golpeada de forma continua por el polvo cósmico. Pero la cantidad de polvo es muy pequeña en comparación con la cantidad de polvo antropogénico (por acciones del ser humano). Según las estimaciones, penetran en la atmósfera cada año alrededor de cien toneladas de polvo cósmico, mientras que el polvo de origen industrial alcanza sólo en Alemania, las cantidades del orden de 2,5 millones de toneladas.
Normalmente las partículas de polvo sedimentan rápidamente, de modo que los efectos del polvo generalmente se limitan a las proximidades de la fuente emisora. Un ejemplo servirá para aclararlo: en el entorno más cercano de un sector de calcáreo se observa diariamente una precipitación de lluvias de 3,17 g/m2 de polvo de piedra caliza; a una distancia de 1 km este valor decrece a 1,74 g/m2 y una distancia de 2 km solo hay precipitaciones de 0,27 g/m2.
También el polvo levantado por los vehículos de motor no se transmite a largas distancias. Pero, como en las grandes ciudades las vías públicas en que es levantado el polvo son relativamente estrechas, con pocos metros de largo, la concentración de polvo puede no ser diluida antes de precipitarse y actuar sobre el hombre y los animales.
Con fuertes corrientes de aire las partículas de polvo alcanzan grandes alturas y pueden formar nubes de polvo a altitudes de 4-8 km. Un polvo levantado de esta manera se puede propagar a nivel mundial y representa una amenaza para todo el ambiente.
Especialmente desde la década de 1920, hubo un aumento continuo de la cantidad de polvo en la atmósfera. En el Parque Nacional de Yellowstone en los Estados Unidos, el contenido de la atmósfera aumenta por cada 5 años en un factor de 10; en otros lugares ocurre un aumento todavía mayor. Esta continua nubosidad de la atmósfera tiene inevitablemente reflejos sobre el clima.
No se sabe a ciencia cierta cuántos factores climáticos se ven afectados por el aumento de la cantidad de polvo en la atmósfera. Algunas de las consecuencias son aún inciertas. En cualquier caso, se reduce la intensidad de la radiación solar en la superficie de la Tierra, en promedio alrededor de 0,4% por año. Tendremos así en unas pocas décadas una considerable pérdida de energía en la superficie de la Tierra.
Estas pérdidas de energía pueden influir en el clima reflejándose en una disminución de la velocidad del viento, la dirección del cambio de los vientos, etc. Las partículas de polvo también pueden actuar como núcleos o gérmenes de condensación de vapor de agua. Principalmente en las zonas templadas, ellas favorecen la formación de niebla y la lluvia. Es bien sabido, por ejemplo, la formación de niebla en el triángulo formado por los ríos Rin y Neckar en la región de Mannheim y Ludwigshafen (Alemania).
Partículas de polvo metálicas
Entre los muchos metales pesados y aleaciones que se encuentran en el polvo de las industrias y de las grandes ciudades, fue escogido, como ejemplo más relevante, el plomo. El plomo se incluye sin ningún tipo de duda entre los metales más tóxicos que perjudican al ser humano debido a la intoxicación con plomo producida desde la antigüedad. Por ejemplo, se encontraron señales de plomo en los esqueletos de nobles del antiguo Imperio Romano, y se supone que el estrato superior de Roma degeneró poco a poco debido a la contaminación continua de plomo en el hogar.
Incluso hoy existen artículos para el hogar que desprenden restos de plomo con elementos metálicos. Esto ocurre, por ejemplo, en envases de hojalata de metal no completamente puros, objetos de cerámica y esmaltes que a menudo contienen sales de plomo, lo que les confiere un brillo especial. Cantidades mucho mayores de plomo están presentes en las fundiciones de plomo y algunas ramas de la industria química (por ejemplo, fabricación de plastificantes para la industria de plásticos, como el palmitato de plomo). Como el plomo y sus sales poseen densidad elevada, los gases industriales con los cuales son desprendidos solo los transportan por algunos pocos kilómetros, pues rápidamente sucede la sedimentación de estos compuestos. Por ejemplo, después de un accidente con gases industriales ocurrido en Nordenham (Alemania) se constató la ocurrencia cierta de plomo en el suelo hasta una distancia de 2,5 km de la fuente emisora. Una mayor propagación de plomo tiene por responsables los vehículos de motor movidos con gasolina. Esto porque la gasolina contiene tetraetilo de plomo como antidetonante. Los motores de combustión eliminan plomo finamente dividido y restos no quemados de tetraetilo de plomo, el cual es capaz de permanecer en la atmósfera por un razonable intervalo de tiempo. Como consecuencia, existe una considerable contaminación del medio ambiente con plomo.
El plomo finamente dividido se propaga fácilmente, y aunque los tubos de escape están situados cerca del suelo, el metal es detectado a 100 m de distancia de la carretera. Esto tiene como grave consecuencia la contaminación con plomo finamente dividido de cultivos ubicados a los márgenes de las carreteras. Las plantas sufren poco, pues ellas prácticamente no absorben plomo. Como consecuencias graves se pueden mencionar la contaminación de frutas y hortalizas consumidas por el hombre y por los animales. Alrededor del 90% del plomo se puede eliminar con soluciones detergentes. Sin embargo, es poco probable que los consumidores laven las verduras con detergente, así como las bodegas no lavan con detergentes las uvas antes de someterlas a fermentación.