Las perspectivas futuras de las aguas continentales son muy negativas. Hay muchos estudios que tratan de incluir información sobre la cantidad y calidad del agua disponible. Las Naciones Unidas (ONU) han elaborado una serie de estudios para obtener una valoración concreta sobre la situación real del cuadro hídrico terrestre y quedó comprobado que, a lo largo del tiempo, el compromiso del agua para su consumo humano, para el mantenimiento de animales y para la irrigación en la agricultura, sucede de manera creciente.
Actualmente, varios factores y diferentes seguimientos contribuyen al proceso de escasez de un recurso indispensable para todo ser vivo: el agua. Entre los diferentes problemas se encuentra la actividad industrial –que utiliza ríos para filtrar sus residuos–, la minería, la agricultura –que hace uso de insumos agrícolas diversos como fertilizantes, insecticidas y herbicidas a fin de atender el mercado externo– y la falta de concienciación social ecológica.
Una parte de los insumos agrícolas se realiza por la escorrentía de la lluvia que llega a los ríos y arroyos introduciendo varias sustancias tóxicas. Dichas sustancias son absorbidas por el suelo y llegan hasta las aguas subterráneas.
Las sustancias que comúnmente se encuentran como contaminantes son restos de petróleo y sus derivados, plomo, mercurio y metales pesados, que son ampliamente utilizados en las industrias y en las operaciones mineras.
Otro centro de difusión de la contaminación son los centros urbanos que, diariamente –en todo el planeta y principalmente en países pobres– vierten aguas residuales domésticas sin ningún tipo de tratamiento afectando a ríos y arroyos, además de aguas subterráneas que están próximas a la ciudad.
La deforestación es un factor directo que exacerba el problema de la escasez de agua, pues al retirar la cubierta para la ocupación de las zonas urbanas o rurales, el suelo queda expuesto al agua de la lluvia y el viento. Así, el suelo va siendo depositado en los manantiales, provocando la sedimentación de los ríos y promoviendo cambios climáticos que afectan directamente a la vida acuática.
Las minas, que tienen sus actividades en las orillas de los ríos, provocan la dispersión de los minerales pesados como el mercurio, contaminando las aguas que son consumidos por las comunidades colindantes.
Por último, los puertos realizan una limpieza intensiva cada cierto tiempo, expulsando una inmensa cantidad de residuos sin control. Los vertederos resultan los principales contaminadores del agua, especialmente de agua subterránea dado que millones de toneladas de basura acumulada liberan un líquido que es posteriormente absorbido y alcanza las reservas subterráneas de agua.