Dejemos las consecuencias del fracaso escolar para final y centrémonos por las causas. El origen de esta situación puede ser muy variado y responde a múltiples factores: problemas sensoriales, físicos, intelectuales, emocionales y de aprendizaje. Los problemas de aprendizaje son los que más contribuyen a las malas calificaciones. Los alumnos con problemas para aprender presentan problemas de recepción, organización y expresión de información. Estos, aunque presenten una capacidad intelectual media o superior, muestran una ejecución escolar por debajo de la media en una o varias áreas académicas, aunque no en todas.
La discrepancia entre el logro y la capacidad intelectual es notoria en una o más de las siguientes áreas: expresión oral, comprensión auditiva, expresión escrita, habilidades de lectura básica, comprensión de lectura, cálculos matemáticos y razonamiento matemático. Existe otro grupo de alumnos considerados en riesgo educacional; tales estudiantes también podrán experimentar fracaso académico en la medida en que están expuestos a ambientes socioeconómicos y socioemocionales muy desfavorables. ¿Cómo podrán tener un recorrido escolar normal los alumnos que viven en condiciones habitacionales degradadas y en el seno de familias completamente desestructuradas?
Las consecuencias del fracaso pueden manifestarse de diferentes maneras, pero siempre tenemos en la base una fuerte desmotivación, baja autoestima y un bajo autoconcepto académico. La escuela puede acabar con la autoestima de muchos alumnos. Esto, en el sentido de que da a muchos niños la certeza de que no son capaces de hacer nada correcto y su falta de progresos daña su autoestima en relación a las competencias escolares.
Cuando el estudiante siente que a pesar de su esfuerzo no tuvo éxito, va a buscar proteger su autoestima desistiendo de la tarea académica. Muchos alumnos dejan de ir a las aulas para no continuar viendo sus fracasos: las aulas son el espejo de su incapacidad. La imagen que tienen de si estos alumnos resulta muy negativa (autoconcepto académico), por ello buscan invertir en actividades en que el éxito suyo sea realmente posible, por ejemplo, en actividades deportivas.
El número de estudiantes que abandonan la escuela antes de completar la educación obligatoria y aquellos que aunque están inscritos en la escuela no asisten a clase es desbordante. Una de las razones para ello es la percepción de su incapacidad para lograr éxito en las clases. Asociado con el vacío de nada tener para hacer, vienen otros problemas de índole social (abuso de drogas, rebeldía, problemas de agresividad…).
No menos preocupante es la situación que a pesar de sus infructuosos resultados persisten en la tarea de aprender, viviendo día a día el sufrimiento de recibir una retroalimentación negativa constante. Muchos se deprimen; otros permanecen en silencio sufriendo la angustia de no ser capaces de igualar a sus compañeros.
Las consecuencias son dramáticas. Por este motivo, escuela y orientadores deben buscar reorganizarse para dar a cada alumno varias posibilidades de desarrollar sus áreas más fuertes. Solamente de esta forma la escuela podrá ser verdaderamente inclusiva.