En el gobierno de Napoleón III, Francia participó en una serie de conflictos que marcaron el período de grandes dificultades financieras. En el siglo XIX, Napoleón III decidió ir a la guerra contra Prusia. Esta medida estaba destinada a contener el proceso de unificación alemana, dirigida por Otto von Bismarck. Sin embargo, los prusianos derrotaron a Francia y encarcelaron Napoleón III durante la batalla de Sedán en 1870.
Con la derrota, Francia se vio obligada a conceder graves indemnizaciones a los prusianos. De acuerdo con el Tratado de Frankfurt, los franceses se vieron obligados a dar a la rica región de Alsacia-Lorena a los alemanes. Además, debieron pagar una fuerte indemnización. La noticia de las humillantes condiciones del tratado incentivó el surgimiento de diversas manifestaciones en París. El gobierno republicano francés, en el momento controlado por Adolphe Thiers, sufrió una ola de protestas.
La movilización popular alcanzó su punto álgido cuando los rebeldes decidieron establecer en marzo de 1871, la Comuna de París. Esto sería un gobierno paralelo que tenía como misión la dictadura del proletariado propugnada por los principios socialistas. Influenciado por los dictados de Marx y Engels, la Comuna de París trajo medidas estrictamente populares. Entre otras cosas, instó a la igualdad civil entre hombres y mujeres. Además, abolió el trabajo nocturno y las pensiones para las viudas y los huérfanos. Visto como una especie de experiencia histórica sin precedentes, la Comuna se hizo conocida como un modelo de autogobierno democrático y popular.
Para contener a los revolucionarios, también conocidos como «comuneros», las tropas de Thiers se reunieron y buscaron el apoyo de Bismarck. Cuando llegaron a la ciudad de París, las tropas hallaron una masa de rebeldes sublevados carentes de una organización militar eficaz. La superioridad militar de los soldados republicanos contuvo rápidamente los rebeldes. Durante el conflicto, aproximadamente 20.000 personas perdieron la vida. Más tarde, alrededor de 70.000 comuneros fueron deportados a la Guayana Francesa.
La desesperación de los participantes hizo que la Comuna de París durase sólo 72 días. La desorganización y el entusiasmo de los participantes llevaron a que Karl Marx denominase el movimiento como «asaltantes del cielo».