El empaque protege la leche, zumos y otros alimentos, Tetra Pak®
Las cajas de envasado de alimentos están presentes en las vidas de la mayoría de nosotros, especialmente cuando consumimos leche, yogur, zumo, batidos, cremas, galletas, entre otros. Ellas son muy utilizadas pues presentan grandes ventajas, tales como:
- Su transporte es fácil y resulta en economía de combustible, pues son bastante leves, el volumen que ocupan es pequeño y pueden ser transportados hasta las industrias vacías, compactadas y en la forma de bobinas.
- Facilidad de almacenamiento.
- Evita el contacto de alimentos con microorganismos.
- Previene el contacto con el oxígeno del aire que podría causar oxidación del alimento y socavar su calidad.
- Impide la entrada de luz que causaría la destrucción de las vitaminas importantes del alimento.
- Mantiene el aroma de los alimentos y evita la entrada de olores extraños.
- La combinación de la estructura del material de empaque, que está sellado herméticamente, con otras técnicas de preservación de alimentos, tales como la ultrapasteurización y el hecho de que si se retira el aire en el momento del cierre hacen que el alimento quede libre de bacterias, lo que resulta en una mayor conservación y validez del producto, sin la necesidad de ser refrigerado siempre que el embalaje no sea abierto.
Este tipo de caja fue descubierto en 1951 por el empresario sueco Ruben Rausing (1895-1983). El paquete fue lanzado en noviembre de 1952 y tenía una forma tetraédrica, como se muestra en el ejemplo de la figura siguiente. La empresa que fundó la empresa millonaria Tetra Pak®, teniendo entre sus productos más populares el Tetra Brik®.
Diseño de envasado
Con el tiempo, este tipo de embalaje tuvo el formato más común de un paralelepípedo, que es más fácil en el tema de almacenamiento.
Las soluciones de envasado utilizadas actualmente se componen básicamente de tres materiales: papel (75%), aluminio (20%) y plástico (5%). Estos tres componentes se colocan en multicapas, generalmente consistiendo en seis capas: dos capas de polietileno, una de aluminio, una de polietileno, una de papel y otra de polietileno.
Cada capa tiene un papel específico. Veamos cuáles son:
Papel cartón: es el componente principal, producido a partir de la madera que, según el productor, proviene de bosques replantados y certificados. El papel utilizado es dúplex, es decir, tiene dos capas juntas sin pegamento, lo que garantiza la resistencia y estabilidad del embalaje. Una de esas capas de papel es blanca, lo que facilita la impresión del rótulo de marketing que puede ser bastante diferenciado y llamativo para atraer a varios tipos de público consumidor. La tinta utilizada es a base de agua.
Aluminio: en la forma de láminas muy finas, su rol principal es evitar la entrada de luz, oxígeno, microorganismos, bacterias y malos olores del exterior al interior del embalaje. También contribuye a la inducción de sellado interno y a la rigidez del material. Cada embalaje de larga vida posee solamente una capa de hoja de aluminio.
Plástico: pel plástico usado en este tipo de envase es el polietileno de baja densidad (PEBD o LDPE). La densidad del polímero es entre 0.92 y 0,94 g/cm3. Este polímero está formado por la adición sucesiva de varios monómeros de etileno. Es bastante robusto y plantea bajo costo. Es muy suave y flexible porque sus cadenas de carbono poseen ramificaciones y, por lo tanto, las interacciones intermoleculares son obstaculizadas. La última capa de polietileno, que es dentro del embalaje, generalmente es el polietileno de alta densidad (PEAD o HDPE).
A pesar de ser el constituyente en menor porcentaje de masa constitutivo, e plástico es el que posee más capas en los embalajes de cartón, pues él sirve para impedir el contacto del alimento con el aluminio, impide el contacto de la humedad del aire o del agua y otros líquidos con el papel que posee el rótulo (el polietileno es apolar, lo que significa que él y el agua no se mezclan, pues ella es apolar) y todavía queda entre el papel y el aluminio, garantizando la adhesión entre capas.
Pero el hecho de poseer muchas capas causa dificultades a la hora del reciclaje de estos materiales. Así, la gran cantidad utilizada de ese tipo de embalaje y su descarte en el medio ambiente sin filtrado pueden generar gran impacto ambiental, dado que son materiales difíciles de ser degradados. Todo ello sin contar los otros pasos del proceso de producción.