Sea cual fuera la tinta, de impresora, de bolígrafo, de tintero, todas ellas necesitan de requisitos básicos para teñir y fijarse sobre la superficie de un papel u otro soporte. El papel a ser usado es un factor importante, éste debe ser adherente y encontrarse apto para la tarea: sin amasados y con superficie limpia (sin partículas de polvo).
La composición básica de la tinta en general cuenta con un pigmento (partículas bien reducidas responsables del color), un agente de suspensión y una sustancia adhesiva (para la tinta mantenerse fija).
Los pigmentos constituyentes de tintas son compuestos químicos insolubles en agua y sustancias aceitosas. Es por ello que incluso cuando manoseamos la hoja impresa constantemente, la tinta todavía permanece fija. Un ejemplo de pigmento es el dióxido de titanio (TiO2), compuesto de coloración blanca que tiene las más variadas aplicaciones, desde tintas hasta productos de confitería y protectores solares.
La adherencia del papel es a causa de las fibras presentes en su composición; así, cuanto más fibroso resulte, mejor será para recibir la tinta. Es posible comprobar esa característica física visualmente viendo que, por ejemplo, papeles más opacos (sin brillo) contienen más fibras.