La organización del tiempo de estudio de nuestros estudiantes generalmente está determinada por las fechas de los exámenes. En vísperas de una prueba, se estudia. Cuando no hay exámenes a la vista, se deja para el día siguiente (o para después del día siguiente) aquello que se debería comenzar a hacer con antecedencia. Se aprende esta técnica desde la enseñanza básica y perdura en la vida estudiantil durante la adolescencia e incluso en la etapa universitaria. Esta situación determina días trasnochados y fracasos o aprendizajes mal desarrollados.
Organizar el estudio es una competencia que debe ser desarrollada desde pronto. La elaboración de un horario de estudio puede facilitar esa tarea. Los estudiantes, principalmente si son muy jóvenes, necesitan, para ello, de apoyo de los profesores y padres.
Veamos algunas reglas para que esta organización sea efectiva:
- Diariamente es necesario hacer revisiones de las materias dadas en ese día.
- En los días con menor carga de tarea se debe hacer un estudio más profundo de varias materias, incidiendo particularmente sobre aquellas en las que se presentan más dificultades.
- El estudio debe ser iniciado por una disciplina de dificultad media, siguiéndose a las más difíciles. Para el final quedan las más fáciles, dado que ya se está más cansado y menos apto para realizar un gran esfuerzo.
- Al final de cada espacio de 20 a 40 minutos, debe hacerse una pequeña pausa, durante la cual uno no debe ver televisión o jugar a videojuegos, para que el descanso sea pequeño y no se pierda la concentración en el estudio.
- Dedicar tiempo diariamente para estudiar depende el horario del estudiante y del propio alumno.
La competencia para organizar debidamente el estudio necesita tiempo para desarrollarse gradualmente y requiere motivación. El papel de los padres es sumamente importante. Pueden facilitar la creación de las condiciones físicas óptimas en el hogar (lugar de estudio adecuado, evitando interrumpir el estudio por parte de amigos y hermanos, ruidos en el ambiente…), puede mejorar el trabajo de los niños y les puede dar apoyo emocional. Un cumplido o un abrazo después de cada conquista pequeña pueden ser valiosos refuerzos.
