Mariposas en el estómago, temblores, voz temblorosa, y el exceso de sudor son algunas de las muchas manifestaciones que el cuerpo libera cuando se trata de hablar en público. El miedo, o más bien el miedo de hablar, conocido como glosofobia, acompaña a las personas desde el periodo estudiantil, sobre todo cuando es requerida la participación de debates y seminarios en sala o presentación de trabajos, monografías, tesis, y así sucesivamente.
Hablar en público para algunos es normal y sencillo, pero para otros individuos es una tarea muy difícil. Por ese hecho, aportamos algunos consejos para aquellos que sienten inclinación a desaparecer cuando llega su oportunidad de hablar ante los demás.
- Es importante conocer el entorno en el que van a hablar y familiarizarse con él.
- Recibir a algunos oyentes para tratar de familiarizarse con el público también es efectivo.
- Si conoces el público, trata de no concentrarte en los chistes y bromas hechas por él.
- Ser natural, sin tratar de llegar a ser mejor o peor de lo que realmente el hecho es.
- No mostrar nerviosismo porque este problema puede robar la atención de la opinión pública.
- Conocer el tema que se informa, el propósito del discurso, la audiencia, la duración de la intervención y los recursos existentes para la buena presentación.
- Hablar con calma y deliberadamente para facilitar la correcta pronunciación de las palabras.
- Realizar ejercicios de relajación evitando la ingesta de abundante líquido – el nerviosismo puede provocar la necesidad de ir al baño.
- Regular la altura media y la intensidad de la voz.
- Concentrarse en lo que se habla y no en el público.
Se pueden destacar tres puntos claves para hablar en público y tener éxito: dominar la técnica, la práctica y el sujeto. Estos consejos sirven como propósito para lograr que la presentación sea realizada de manera satisfactoria y, además, mejorar la autoconfianza de los individuos que necesitan hablar y sienten miedos irracionales.