Durante la Edad Media, hubo un crecimiento de la población en toda Europa, como puede verse en la siguiente tabla:
AÑO | MILLONES DE HABITANTES |
---|---|
1000 | 22 |
1100 | 25,85 |
1200 | 34,65 |
1300 | 50,35 |
El comercio adquirió un significativo impulso con la mejora de los medios de transporte, el desarrollo de la artesanía urbana y el mayor contacto con los pueblos orientales.
Además del comercio local, se desarrollaron también grandes rutas de comercio internacional, destacándose:
Ruta comercial del norte: se llevó a cabo a través del mar del norte, pasando por ciudades como Danzig, Lübeck, Hamburgo, Bremen, Brujas, Londres y Burdeos. Esta ruta comercial fue controlada por la Liga Hanseática, asociación de comerciantes alemanes formada en el siglo XIII.
Ruta comercial del sur: realizada principalmente a través del mar Mediterráneo, teniendo como puertos más importantes los de Barcelona, Marsella, Génova, Venecia, Túnez, Trípoli y Constantinopla. Los lugares comerciantes más activos eran los de Génova y Venecia, que se dedicaron especialmente a la importación de especias y artículos de lujo de Oriente.
Conectando estas rutas, hubo una extensa red de carreteras. Poco a poco en la intersección principal de estas rutas, fueron organizándose ferias importantes. Entre ellas, destacan las regiones de Champagne (Francia) y Flandes (Bélgica y Francia), las ciudades de Venecia y Génova (Italia), Colonia y Frankfurt am Main (Alemania).
La reactivación del comercio impulsó el aumento de la producción artesanal, llevando a los artesanos a organizarse ellos mismos como corporaciones comerciales, también conocidas como gremios. Las corporaciones se dirigían a defender a los intereses de los artesanos, regular el ejercicio de la profesión y controlar el suministro del producto. Además, ellas dirigieron la enseñanza artesanal, que se dividía en tres etapas: aprendiz, oficial y maestro. Solo el maestro podía establecerse por cuenta propia montando su propio taller.