El español Fray Bartolomé de Las Casas acompañó a la conquista española de América y describió los primeros contactos:
La primera tierra que llegaron a habitar fue la grande y muy fértil isla Española. La isla posee seiscientas leguas en circuito y tiene a su alrededor y en sus confines, otras grandes y extensas islas que vimos pobladas y llenas de sus habitantes naturales. La tierra firme, que está a una distancia de 250 leguas, o más, tiene de costa marítima más de 10.000 leguas descubiertas y otras que se descubren cada día, todas llenas de gente con en un hormiguero de hormigas. De tal modo que Dios parece haber colocado en ese país el abismo o la mayor cantidad de todo género humano.
El género humano que el Fray español cita son los llamados indígenas. Se dio este nombre a los habitantes del Nuevo Mundo, pues creían que estaban en tierras indias.
En esta época, los europeos estuvieron en un escenario opuesto a aquel que imaginaron. Para los colonizadores, los habitantes de la región eran personas salvajes e indignas que necesitaban acercarse a la religión dominante. Según narra Jean-Jacques Rousseau aquellas tierras estuvieron administradas por seres no salvajes y totalmente unidos con la naturaleza.
La tierra, abandonada a su fertilidad natural y cubierta de bosques inmensos que el hacha jamás mutiló, ofrece a cada paso graneros y refugios a los animales de todo tipo. Los hombres, dispersos entre ellos, observan, imitan su industria y se elevan, así, hasta el instinto de las fieras; con la ventaja de que cada especie solo tiene lo suyo propio, y el hombre, no teniendo nada que le pertenezca, se apropia de todos, se nutre él igualmente de la mayor parte de los alimentos diversos repartidos entre los otros animales y encuentra, por consiguiente, su subsistencia más fácilmente que cualquiera de los otros.
Sin embargo, a pesar de ser un entorno con una muy alta diversidad biológica, el oro que los españoles buscaron fue encontrado en cantidad mucho menor. Por lo tanto, Cristóbal Colón decidió comenzar a traer a las personas que vivían en esas tierras, los indios, para ser vendidos como esclavos. John Elliot da una valiosa lección histórica sobre esta situación:
Ese sueño luego se desvaneció. La cantidad de oro que debía venir desde el trueque con los indios resultó ser muy decepcionante, y Colón, deseoso de justificar las inversiones a sus soberanos, trató complementar la insuficiencia con otras mercancías atractivas, los mismos indios. Al enviar indios para España para ser vendidos como esclavos, Colón colocó de forma aguda una cuestión que dominaría la historia de España en América en los siguientes cincuenta años: la situación atribuida a la población indígena.
Así empezaron las masacres contra los indios que se prolongaron durante cientos de años hasta que alcanzaron sus respectivas independencias en cada región.
Masacres contra los indios durante el siglo XVI
Con la llegada de los españoles, los indios cambiaron su forma de vida, debido a que vivían en una misma rutina desde hace miles de años, la cual se transformó en algunas horas, según lo enseñado por Nathan Wachtel:
El trauma de la conquista no se limitó al impacto psicológico de la llegada del hombre blanco de la derrota de los antiguos dioses. El gobierno español, al mismo tiempo que dio uso de las instituciones nativas, realizaba su desintegración, dejando las estructuras parciales que sobrevivieron fuera de contexto relativamente coherente que les había dado sentido. Las consecuencias destructivas de la conquista afectaron a las sociedades nativas en todos los niveles: demográficos, económicos, sociales e ideológicos.
Además de los procesos de rutina, los indios comenzaron a ser perseguidos, ganaron nuevas enfermedades a las que no tenían inmunidad, fueron torturados y muchos fueron llevados como esclavos al continente europeo.
Los españoles conquistaron América de forma extremadamente violenta. En algunos países, como Perú, había una gran cantidad de oro, según lo informado por Julio Verne:
La región estaba habitada, pero lo que sobre todo hizo un llamamiento a los españoles, y lo que les hizo creer que habían llegado al país maravilloso del que debían hablar, fue la abundancia de oro y plata, metales que se utilizaron no sólo en la ropa y los adornos de los habitantes, sino también en vasos y utensilios comunes.
Por esta razón los indios masacraron a fin de aprovechar todo su oro. Ellos fueron sometidos a trabajos forzados y algunos grupos étnicos fueron diezmados por la guerra, por la enfermedad y las matanzas.
Algunos indios no fueron esclavizados, pero pasaron a ser considerados a ser encomiendas, es decir, objetivo de los conquistadores y colonizadores para ser catequizados. A cambio de las enseñanzas religiosas, los indígenas debían trabajar constantemente y de forma no remunerada en sus propias tierras. El español Fray Bartolomé de Las Casas fue a América a dar catequesis pero, con el tiempo, se convirtió en uno de los mayores protectores de los indios.
En 1511, de vuelta a la isla Española, después de una estancia de cuatro años en España, Fray Bartolomé de Las Casas comenzó sus encomiendas en esta isla. Fue durante su residencia un año en la isla que tomó la decisión de abandonar sus posesiones, sus muchos esclavos y dedicó su vida a la defensa de los indígenas del Nuevo Mundo. Por lo tanto, dedicó su vida a favor de los indios.
Por su esfuerzo en la protección de indios, Las Casas comenzó a ser llamado el «Apóstol de los Indígenas» o «Universal defensor y protector de todos los pueblos indígenas». Escribió varias obras sobre las masacres en contra de estas personas. Una de sus obras más importantes fue «Brevísima relación de la destrucción de las Indias», que narra varias masacres, incluyendo las siguientes:
Cierta vez, los indios venían a nuestro encuentro para recibirnos, a distancia de diez leguas de una gran villa, con víveres y alimentos y todo tipo de demostraciones de cariño. Y habiendo llegado al lugar, nos entregaron gran cantidad de peces, de pan y otras viandas, así como todo cuanto pudieron dar. Pero he aquí que el Diablo se apodera de los españoles y que pasan al filo de la espada, en mi presencia y sin causa alguna, más de 3000 personas, hombres, mujeres y niños, que estaban sentados frente a nosotros. Yo contemplé allí tan grandes crueldades que nunca ningún hombre vivo podrá haber visto algo similar.
En el contexto de las masacres, muchos grupos indígenas de la América española fueron destruidos, como los incas en Perú y los aztecas en México. Sin embargo, Bartolomé de Las Casas fue uno de los hombres que evitaron grandes atrocidades en la época colonial, ya que creía que todo el mundo, incluyendo a los indios, tenía que tener el derecho a la vida y la libertad.
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