El coco es el fruto producido por el cocotero que contiene componentes que benefician al cuerpo humano. El fruto es carnoso, de corteza fibrosa, endocarpio duro, pulpa blanca y sabor suculento. Se utiliza para la alimentación junto con el agua que está dentro de la semilla. La cantidad de agua varía con la madurez de cada fruta, siendo menor en los frutos más maduros.
La composición de un coco es: 46% de agua; 5,41% de sustancia albuminosa -sustancia combinada de carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y azufre-; 8,06% de sustancias nitrogenadas -sustancia gaseosa químicamente inactiva-; 35,9 % de aceite; 2,9% de celulosa y 0,97% de cenizas. El endocarpio leñoso o la parte interna que protege las semillas abriga los llamados poros de germinación. Son tres círculos claramente percibidos donde la raíz se manifiesta germinando el embrión.
Existen numerosas especies de coco. La especie más frecuente es rica en proteínas, grasas, calorías, vitaminas A, B1, B2, B5 y C, potasio, sodio, fósforo, cloro y fibra. Como beneficio para el organismo actúa como un astringente para las hemorroides, como diurético y aún está indicada en casos de diarrea, vómitos, calambres, dolor de cabeza, problemas del corazón, presión arterial alta y deshidratación. También hidrata la piel, reduce el colesterol, combate los gusanos, controles de presión arterial, restaura la energía, limpia la sangre, reduce la fiebre y ayuda en el tratamiento de las úlceras de estómago. Estas propiedades se encuentran en el coco cuando aún está verde, pero cuando el coco está maduro debe evitarse el consumo en las personas con presión arterial y colesterol altos.
