En el mundo medieval, el clero fijó un proceso de extender su influencia entre las poblaciones europeas. A través de una organización centralizada y la determinación de sus dogmas, la Iglesia Católica pronto se extendió a los cuatro rincones de Europa, estableciendo no sólo una opción religiosa, sino la capacidad de guiar el comportamiento de miles de personas hacia el considerado plan divino.
Vale la pena señalar que los monasterios tuvieron una gran importancia para la formación de sus propios miembros y la difusión del catolicismo. Además de representar a la creencia cristiana, los monasterios medievales eran vitales para la escena intelectual de la época. Varios de estos lugares se hicieron cargo de la preservación y la copia de manuscritos importantes de la antigüedad.
Progresivamente, la consolidación de una lectura religiosa del mundo terminó concediendo a miembros de la iglesia la oportunidad de influir diversos aspectos de la población medieval. El miedo a la figura divina, el desprecio por la vida terrena y la búsqueda de la salvación espiritual se estaban convirtiendo en los temas de la naturaleza primordial. Por otra parte, teniendo en cuenta que gran parte de la población era analfabeta, la imagen de los santos y la propagación de las reliquias eran importantes para que el cristianismo ganase fuerza.
Siendo detentores del conocimiento e influyendo en el comportamiento del tiempo, la Iglesia terminó tomando roles que van más allá de la esfera religiosa. Con el tiempo, muchos creyentes dejaban parte de sus propiedades como un signo de devoción cristiana. Por otra parte, la opinión de varios clérigos comenzó a afectar la decisión de los reyes y los terratenientes de la época.
Esta nueva característica de la Iglesia terminó con la promoción de una división entre los miembros integrantes de la institución. En su parte superior, observamos el clero regular como el responsable de la discusión de los dogmas, la interferencia en los asuntos políticos y la administración de los activos acumulados por la Santa Sede. A continuación, el clero secular era el responsable de la difusión de las medidas adoptadas por el órgano de gobierno de la Iglesia y establecer el contacto directo con los cristianos.
A pesar de retener tanto poder, no podemos creer que la Iglesia simplemente se había convertido en una institución indiscutible. A lo largo de la Edad Media, se puede observar la existencia de conflicto entre los miembros del clero secular y los grandes señores feudales. Además, los movimientos heréticos también declararon que la creencia en el dogma católico nunca fue absoluta.