Instalándose en el sur de Grecia, los cretenses son considerados, entre otros pueblos, responsables de la formación de la civilización griega. La isla de Creta fue el escenario de la emergencia de una cultura rica y una economía sostenida por el comercio marítimo. El tema marítimo era tan generalizado entre los cretenses que llegaron a dominar regiones del Mediterráneo.
Entre 3000 y el 2000 a.C, los primeros habitantes llegaron a la isla formando un conjunto de pequeñas ciudades. En este momento, dominaban las técnicas de manipulación de metales y comercializaban con Egipto y los habitantes de las islas Cícladas. Desde el desarrollo comercial, los primeros grandes centros urbanos aparecieron en Creta. En el año 1750 a.C, un gran terremoto o un proceso de invasión territorial interrumpieron el desarrollo de la civilización cretense.
Durante el reinado del rey Cnosos, en torno a 1700 a.C, comenzó la reorganización de los cretenses. Varias ciudades fueron sometidas a la dominación de Cnossos. Varios sitios comerciales fueron creados sobre el mar Egeo, por lo que fue posible elevar la economía marítima. Para el año 1400 a.C la invasión aquea abrió un nuevo período considerado esencial para el surgimiento de la civilización griega.
Además de organizar todo el desarrollo comercial, la civilización cretense también tenía otras características interesantes. Algunos documentos llevan la idea de que la sociedad cretense estuvo marcada por el prestigio otorgado a la figura femenina. Una de las más fuertes evidencias que respaldan esta tesis viene del campo religioso. El culto de la Gran Madre, diosa de la tierra y la fertilidad, fue una de las muchas manifestaciones religiosas de Creta.
Después de la invasión de los aqueos y los dorios, la civilización cretense desapareció para que, años más tarde, diera lugar a todo el antiguo Mundo Griego. Al contemplar algunos vestigios de la cultura helénica percibimos influencias directas de esta antigua civilización.
