En química, el ciclo catalítico es un mecanismo de reacción provocada por un catalizador. Ese método es caracterizado por la secuencia de reacciones químicas.
En este ciclo, la primera reacción implica la unión de uno o más reactivos a través del catalizador. De la interacción de los elementos que intervienen ocurran reacciones químicas.
En el ciclo catalítico, la energía de activación supera la fuerza de repulsión, responsable de por las colisiones y rupturas de los enlaces de los reactivos. Con los catalizadores, el equilibrio de las reacciones se alcanza más rápidamente.
Un ejemplo del ciclo catalítico es la descomposición del peróxido de hidrógeno, a agua oxigenada, dando origen a agua y al oxígeno libre.
Para que una reacción química se produzca es necesario que los elementos implicados (átomos, moléculas o iones) interactúen entre sí a través de choques mecánicos. Así, a través de esas colisiones se forman los complejos activados, y posteriormente los productos finales.
Un complejo activado es nada más que el estado intermedio entre reactivos y productos, caracterizado por el encuentro de moléculas de reactivos con el debilitamiento de las conexiones, y la formación inmediata de productos con enlaces sólidos. Siendo entonces existentes por un breve espacio de tiempo, una vez que los choques suceden desordenadamente y la reacción se procesa a cada momento.
Un catalizador es capaz de crear ciertas condiciones en el medio –como la mejora en el contacto y colisiones más efectivas o alteración en el pH –que favorezcan la reacción a través de la disminución de energía de activación, así, el equilibrio de la reacción es alcanzado más rápidamente pero sin desplazamiento. Es decir, la misma cantidad de producto será obtenida a través de un proceso sin y con catalizador; la diferencia estará únicamente en el tiempo necesario para que tal cantidad sea producida.
