La contaminación ambiental tiene, en general, dos causas principales, responsables por el actual estado decadente de nuestro planeta.
Una de ellas es la tendencia que el hombre siempre tuvo por la mecanización. Como ningún otro ser viviente, el ser humano consigue transformar las materias primas de las que dispone, de forma que las hace útiles para sí, sea como herramientas o máquinas, y como objeto de ocio o arte.
Durante la confección de todos estos artículos se forman cantidades considerables de residuos inútiles que terminan con el tiempo poniendo en peligro el medio ambiente. Además, durante estos procesos de fabricación, no es consumida apenas la energía propia del cuerpo humano, hay consumo de energías sobre procedentes de otras fuentes.
También la producción de energía está asociada a la contaminación ambiental. Siendo así, todo el proceso de industrialización constituyó uno de los principales responsables por la contaminación del medio ambiente.
La segunda causa de compromiso ambiental radica en el aumento continuo de la población, que, entre otras cuestiones, implica el aumento de la producción de alimentos. Puesto que el área de tierra cultivable no puede crecer al mismo ritmo que la población, el aumento necesario de la producción sólo puede lograrse a través de una intensificación de la agricultura en terrenos nuevos.
Con este fin, una producción eficiente de los fertilizantes se hace necesario, sea en forma de fertilizantes orgánicos, sea en forma de fertilizantes minerales, exigiéndose todavía una protección eficiente de las plantas cultivadas contra plagas de origen vegetal o animal. Pero la necesidad del empleo de medios químicos de protección es perfectamente criticable, porque aunque ellas puedan aumentar la producción en hasta el 50%, la fabricación y uso de fertilizantes y pesticidas constituyen el segundo mayor componente de la contaminación ambiental.
El aumento de la población, y la mejora de las condiciones de vida, es también la causa de un aumento en el efecto contaminante de las aguas residuales urbanas. Estos contienen, además de residuos orgánicos, residuos de alimentos, jabones y detergentes, por lo tanto, contienen hidratos de carbono, grasas, material proteico, detergentes, fosfatos y bacterias.