En la civlización de la Antigua Mesopotamia destacaron los sumerios, asirios, caldeos, amoritas, acádios y babilónicos. Los pueblos de Mesopotamia que criaban ganado, eran agricultores, artesanos, mineros, desarrollaron la escritura cuneiforme y los vehículos de ruedas.
La sociedad mesopotámica se dividía en dos partes que formaban una pirámide, siendo la cima donde los miembros de la familia real, nobles, sacerdotes y militares. Ya la parte inferior quedaba con las capas menos favorecidas, como los artesanos, campesinos y esclavos.
En general, tenían creencia en varios dioses ligados a la naturaleza, por lo que eran politeístas.
La política tenía una forma de organización basada en la centralización del poder para una sola persona (Rey o Emperador) gobernar en todos los ámbitos.
La economía de esos pueblos estaba basada en la agricultura y el se quedaban.
Con la región muy bien ubicada, Mesopotamia podía garantizar su población agua buena para el consumo, ríos para la pesca y el transporte por los ríos Tigre y Eufrates, que rodeaban la civilización. Otro punto positivo de los ríos era las inundaciones que daban en ciertas épocas del año, pues ellas fertilizaban los márgenes y garantizaban un excelente lugar para practicar las técnicas agrícolas. La escritura se fue desarrollando para controlar la productividad agrícola.
Las primeras plaquetas de arcilla que contenían la escritura cuneiforme, típica de los sumerios, demostraron que eran importantes justamente para ese control. Por ser una sociedad muy desarrollada, la rivalidad y la codicia de los pueblos vecinos generaron varias luchas, que eran constantes.
A pesar de la ventaja geológica, los pueblos de Mesopotamia acabaron vencidos y conquistados por los persas en 331 a. C.