El Romanticismo puede dividirse en tres generaciones con diferencias en sus características:
Primera generación: caracterizado por el lirismo, el subjetivismo, el sueño, la exageración, la búsqueda por lo exótico. También resalta el aspecto nacionalista, presente en el compendio de textos y documentos de carácter fundacional, la idealización del mundo y de la mujer y la depresión si esa misma idealización no resulta materializarse, así como el escapismo y la fuga de la realidad. La mujer era una musa, amada y deseada sin llegar a ser tocada.
Segunda generación: remarca el pesimismo y un cierto gusto por la muerte, religiosidad y naturalismo. La mujer era alcanzada pero la felicidad no era conseguida.
Tercera generación: fase de transición hacia otra corriente literaria, el realismo, que denuncia los vicios y males de la sociedad, incluso de manera irónica. Es el intento de mostrar realidades desconocidas que descubren fragilidades. La mujer era idealizada y accesible.
Algunas características generales del Romanticismo son señaladas a continuación:
Individualismo: los artistas románticos se liberan de la necesidad de seguir formas reales de la intención humana, abriendo una dimensión a la manifestación de la individualidad, muchas veces definida por emociones y sentimientos.
Subjetivismo: el romántico aborda los asuntos de manera personal, según su opinión sobre el mundo. El subjetivismo puede ser notado a través del lenguaje, con uso excesivo de la primera persona. Se trata siempre de una opinión dividida basada en sus sensaciones y opiniones. Con plena libertad de creación, el artista romántico exalta sus emociones personales para hacer de ellas el tema central de su obra.
Idealización: dominado por la imaginación, el autor idealiza temas, exagerando sus características de manera muy personal. De esa forma, la mujer es vista como una figura pura, frágil; el caballero noble es observado como héroe nacional; la noción de patria también es glorificada.
Sentimentalismo exacerbado: prácticamente todos los poemas románticos presentan sentimentalismo ya que esa escuela literaria es atraída por la emoción. Son recurrentes temas de salud, tristeza y sollozo. Los poemas expresan la perspectiva del poeta, sus emociones y su propia vida.
Realidad deformada: el romántico analiza y expresa la realidad a través de sentimientos. Cree que sólo sentimentalmente consigue traducir aquello que ocurre en el interior del individuo.
Egocentrismo: utiliza el ego como centro de todo. Varios artistas colocan sus sentimientos por encima de cualquier valor, destacándolos en poemas y textos. Podemos decir que el egocentrismo es un subjetivismo exagerado.
Naturalismo: la naturaleza interactúa con lo lírico y sirve para expresar emociones en el momento de ser narrado. La naturaleza puede estar presente desde las estaciones del año hasta pasajes, tempestades o días de sol. Se distingue del Neoclasicismo en que la naturaleza es mero paisaje mientras que aquí la naturaleza interactúa con el yo. La naturaleza funciona casi como la expresión más pura del estado del poeta.
Grotesco y sublime: existe una unión entre lo hermoso y lo desagradable, diferentemente del Neoclasicismo que busca la idealización del personaje principal haciéndolo la imagen de la perfección. Tenemos como ejemplo el cuento de La Bella y la Bestia, donde una joven idealizada se enamora de una criatura grotesca.
Medievalismo y patriotismo: algunos románticos se centran en el origen de su pueblo, su lengua y su propio país. En Europa, ellos encontraron al caballero fiel a la patria como un modelo ideal para retratar la cultura del país. Esos poemas eran medievales y contaban proezas en grandes contiendas.
Byronismo: basado en la obra del dramaturgo inglés Lord Byron. Estilo de vida bohemio, girado hacia los vicios, el alcohol, el tabaco, pudiendo estar representado en el personaje o en la misma vida del autor. El byronismo se caracteriza por tendencia narcisista, exagerado egocentrismo, pesimismo y angustia.
