En la actualidad, las estrategias de mercado y el corporativismo son siempre herramientas y comportamientos presentes en empresas públicas y privadas. Se sabe que, además del capital financiero y sus divisas, para el alcance de resultado es imprescindible la creación, gestión y fortalecimiento del capital humano en las empresas.
El concepto de capital humano surgió en la década de 1950, y fue formulado por Theodore W. Shultz, economista norteamericano fallecido en 1998 y ganador del Premio Nobel de Economía de 1979, junto con Sir Arthur Lewis.
Pero el concepto se hizo popular a través del estudio de Gary Becker, otro economista americano autor del análisis microeconómico y profesor de la Universidad de Chicago. En los años 80, el concepto fue ampliado por los organismos multilaterales trabajando bajo la lógica del pensamiento neoliberal.
En la estructura de los capitales, el capital fijo corresponde a la maquinaria; el capital variable a los salario s y el capital humano al capital ofrecido a los seres humanos, en la valorización de la salud y educación para el profesional. El capital humano, en su concepto, entraba en conflicto con la noción de los humanistas del pensamiento izquierdista socialista, por considerar a los seres humanos una especie de capital para las empresas.
El capital humano asigna un valor a cada individuo, y este valor se utiliza para el crecimiento de la empresa dentro de las medidas de políticas y pragmáticas para la gestión de cada empresa.
En la actualidad, bienes tangibles (producto) se copian fácilmente en un proceso de similitud mercadológica de calidad entre competidores. Para mantenerse al frente de sus competidores, los líderes del mercado, para el mantenimiento de su capacidad competitiva, precisan de grandes ideas innovadoras procedentes de personas, de profesionales con talento y capacitados. En ese contexto, se hizo imprescindible una creciente inversión en capital humano.
Dentro de las empresas, los profesionales están trabajando más en comparación con las décadas anteriores, el exceso de trabajo genera estrés, cansancio y pésimo clima organizacional en las empresas, comprometiendo la productividad de la empresa. Cuando las empresas se preocupan en mejorar las relaciones de trabajo, ampliar el equipo frente a una creciente demanda de tareas e invertir en el capital humano, teniendo en cuenta una matriz de diferenciación mercadológica, la empresa tiende a revertir el clima organizacional para niveles positivos de producción.
Según Milton Friedman, economista estadounidense y defensor del libre mercado, la educación profesional es:
‘Una forma de inversión en capital humano precisamente análoga a la inversión en maquinaria, instalaciones o cualquier otra forma de capital no humano. Su función es incrementar la productividad económica del ser humano (…). Los trabajadores se convirtieron en capitalistas, no por la difusión de la propiedad de las acciones de la empresa (…), sino por la adquisición de conocimientos y habilidades que poseen valor económico’.