Es un error pensar que es sólo en la ducha que decimos adiós a la muerte de las células presentes en la piel. De hecho lo hacemos todo el tiempo, nuestros ojos, sin embargo, no son capaces de captar toda esa importante tarea de nuestro cuerpo.
Cada minuto transcurrido hemos eliminado más de 30 mil membranas celulares, nuestra piel vieja se intercambia por otra más joven. Así, llegamos a eliminar más de tres kilos de piel cada año. Pero ¿de dónde viene toda esta basura celular ¿Sabes aquel polvo que insiste en permanecer sobre los muebles? Parte de él viene de ambientes externos, pero incluso si no entrase ninguna partícula de polvo en el hogar, ella continuaría ahí. El motivo es que las miles de membranas células que una persona y su familia eliminan se depositan sobre la superficie del ambiente donde se encuentran.
Un poco de anatomía
Para entender cómo se hace este intercambio de piel, debemos comenzar por la composición de la misma. La epidermis (capa externa y escamosa de la piel) se organiza en dos capas: la capa córnea (superior), y la capa germinativa o basal (interior).
El extracto de la capa córnea se compone de unas veinte y cinco capas de células aplanadas y muertas de la piel, que sólo están esperando el momento de caer. El extracto basal es donde se producen nuevas células, y cómo nuestro cuerpo realiza esta tarea sin parar, tiene que haber un reemplazo. Cuando llegan las nuevas células, las viejas caen para hacer espacio para ellas. El promedio de vida para cada célula es de tres a cuatro semanas.