Nacido el 31 de agosto del año 12 d.C., Cayo Julio César Augusto Germánico o simplemente Cayo César, fue el tercer emperador romano y un miembro de la dinastía Julio-Claudia instituida por Augusto. Era conocido entre su pueblo como un dirigente de naturaleza cruel y extravagante. Su apodo, Calígula, significa ‘botines’, y fue designado por los soldados de las legiones comandadas por su padre, Germánico, pues creían que el joven quedaba gracioso usando pequeñas caligaes (sandalias militares) en los pies. Con el fallecimiento de su padre, el joven Cayo fue adoptado por el emperador de Roma, Tiberio, y en 25 años le sucedió en el trono como emperador.
Gobierno de Calígula
Al inicio de la administración, Roma estaba teniendo un período cada vez más próspero y su gestión fue impecable. Pero después de una serie de exageraciones del emperador, Roma pasó a enfrentar una profunda crisis, principalmente económica, que generó el hambre en la población. En el intento de mejorar la situación financiera, Calígula emprendió un conjunto de reformas públicas y urbanísticas que terminaron por vaciar el tesoro de Roma. Contrayendo muchas deudas, tomó medidas desesperadas para restablecer las finanzas imperiales, hasta incluso pidiendo dinero a la plebe. En cuanto a los militares, eran subordinados y no discutieron sus medidas.
El inicio del gobierno del emperador Calígula fue tranquilo y liberal, tanto que los ciudadanos romanos llegaron a pensar que este era el comienzo de una era alegre para todos. Pero, para decepción del pueblo, Calígula enfermó debido a los excesos de las orgias en que participaba, y al recuperarse reveló su maldad.
Calígula realizó gestiones financieras desastrosas. Con gastos exorbitantes, cobraba impuestos muy elevados y no tenía noción de cuándo parar de cometer abusos en su vida. Esa situación empeoró y agravó la situación del pueblo romano.
El emperador fue conocido por su extrema crueldad con presos y esclavos, humillándolos siempre que era posible. Los condenados eran torturados por él frente a sus familiares y sus posesiones eran despojadas. Igualmente fue conocido por la posesión de un burdel.
Calígula no admitía ser contrariado en absolutamente ningún asunto y sentía cierto gusto por ser odiado por el pueblo.
Con ínfulas de superioridad, Calígula ordenó que estatuas de sí mismo fuesen colocadas de manera destacada en todos los templos, incluyendo las sinagogas de Jerusalén. Fue así que entró en conflicto con los judíos, que no aceptaron tal deseo de ser adorado como un dios. Asimismo, se autoproclamó como un verdadero dios y vistió como Apolo, Venus, Mercurio y Hércules, exigiendo ser tratado como ‘divino’.
En sus últimos años de vida, Calígula se involucró en una extensa serie de escándalos, como obligar a sus hermanas a la prostitución y forzarlas a mantener relaciones incestuosas con él.
Asesinato de Calígula
Es importante recordar que los soldados del emperador aceptaron todas sus locuras. Varias veces Calígula escapó de atentados, pues el pueblo lo odiaba profundamente. Sin embargo, después de soportar impasibles las absurdas instrucciones de su líder, los soldados quedaron aterrorizados y extenuados, decidiendo poner fin a su gobierno.
El emperador fue asesinado el 24 de enero del 41 d.C. por oficiales de la Guardia Pretoriana, evento que desencadenó la ira de su tío Claudio, que luego tomó el trono para sí mismo y ordeno la ejecución de los responsables del asesinato de su sobrino. Como parte de la conspiración contra el emperador, también fueron asesinadas su esposa y su hija. Por las circunstancias en las que ocurrió el asesinato, la muerte de Calígula es comparada por los historiadores con el asesinato de Julio César.