Con el establecimiento de la República a través de la formación de la Convención Nacional el 20 de septiembre de 1792 y, especialmente, después de la llegada de los jacobinos en el poder, el 02 de julio de 1793, la revolución francesa se radicalizó, buscando transformar completamente la sociedad francesa. Una de las medidas usadas para emprender esa transformación profunda fue la creación de un nuevo calendario, diferente del calendario gregoriano, símbolo del cristianismo y del Antiguo Régimen Monárquico que había sido extinto. Él fue adoptado a partir de 1793, pero su inicio marcaría la fecha de 22 de septiembre de 1792, día de instauración de la República.
El objetivo era empezar la marcación de una nueva era de ruptura con las tradiciones cristianas y más próximas al nacionalismo burgués. El año I, iniciado en 1792, era el año de la adopción de la Constitución que había instituido el sufragio universal, la democratización.
La elaboración del calendario fue obra de matemático, Gilbert Romme, que mantuvo la división del año en 12 meses, pero con profundas alteraciones en las demás marcaciones. Los meses serían compuestos por treinta días divididos en semanas de diez días. Cada uno de los días de la semana se llamaron: primidi, duodi, tridi, quartidi, quintidi, sextidi, septidi, octidi, nonidi, décadi. Posteriormente, cada día recibiría un nombre específico tomado de elementos de la naturaleza, como plantas, animales, rocas, entre otros. La cantidad de días dentro de esos meses sumaba 360 días. Y había todavía el retraso entre el tiempo del calendario y el tiempo de los movimientos de la tierra y de los demás astros celestes. Para eso, se instituyó cinco días de festivos, los días de los sans-culottes, manteniendo todavía la utilización del día bisiesto a cada cuatro años.
La marcación del tiempo dentro en un día también fue cambiada con el establecimiento del día de 10 horas, contando con 100 minutos cada hora y cada minuto 100 segundos. Uno puede entender que la base del cálculo era la numeración decimal.
Para la denominación de los meses, los revolucionarios pidieron que el poeta Fabre d’Églantine crease una nueva denominación para cada uno de ellos. Su inspiración fue encontrada en referencia a las estaciones del año quedando de la siguiente forma el calendario.
Otoño
- Vendémiaire (22 de septiembre ~ 21 de octubre)
- Brumaire (22 de octubre ~ 20 de noviembre)
- Frimaire (21 de noviembre ~ 20 de diciembre)
Invierno
- Nivôse (21 de diciembre ~ 19 de enero)
- Pluviôse (20 de enero ~ 18 de febrero)
- Ventôse (19 de febrero ~ 20 de marzo)
Primavera
- Germinal (21 de marzo ~ 19 de abril)
- Floréal (20 de abril ~ 19 de mayo)
- Prairial (20 de mayo ~ 18 de junio)
Verano
- Messidor (19 de junio ~ 18 de julio)
- Thermidor (19 de julio ~ 17 de agosto)
- Fructidor (18 de agosto ~ 16 de septiembre)
Ese calendario eliminó las fiestas religiosas, así como los domingos utilizados por los cristianos como un día de adoración a Dios. El resultado fue la oposición de la población al calendario, ya que la mayoría era cristiana. Con la llegada de Napoleón al poder, se ordenó el fin del uso del calendario revolucionario y el calendario gregoriano se adoptó desde 31 de diciembre de 1805. El calendario revolucionario francés podría ser reutilizado solamente dentro de dos meses de vigencia de la comuna de París en 1871.