Romanticismo (arte), en arte, movimiento artístico e intelectual europeo que se despliega en torno a desde 1800 hasta 1850. El romanticismo no puede ser referido con un estilo singular, con una técnica o con una conducta, sin embargo sin embargo la pintura romántica se caracteriza por una aproximación muy imaginativa y subjetiva, intensidad emocional y por un carácter visionario u onírico. Mientras que el arte clásico y neoclásico es mesura, claro y completo en cuanto a la expresión, el arte romántico se caracteriza por esforzarse en evidenciar estados de ánimo, sentimientos muy intensos o espirituales, así como por prevenir la claridad y la definición. El escritor germánico Ernst Hoffmann definió la esencia del romanticismo como la “infinita añoranza”. En la elección de asuntos, los artistas del movimiento romántico exhibieron preferencia por la naturaleza, especialmente en su aspecto más salvaje o recóndito, así como con asuntos exóticos, melancólicos o melodramáticos que producen miedo o ímpetu.
Contexto del siglo XVIII
La palabra ‘romántico’ se asoció con escenarios salvajes, perspectivas sublimes, miserias y una tendencia que se manifiesta en un énfasis ascendente por la ascética de lo sublime como disconformidad a la belleza. El escritor y estadista británico Edmund Burke, por ejemplo, identificó la belleza con la delicadeza y la equilibrio, y lo sublime con la inmensidad, la oscuridad y la aptitud para inspirar miedo. Igualmente durante el siglo XVIII, los sentimientos comienzan a ser más destacadas que la razón. La poesía romántica inglesa y germánica apareció en la década de 1790 y a fines del siglo experimentó un cambio desde la razón hacia los sentimientos. Éstos y la imaginación comenzaron a evidenciarse en las artes como en las visionarias ilustraciones del poeta y pintor inglés William Blake, los cuadros de pesadillas de su amigo el pintor suizo-inglés Henry Fuseli y los sombríos grabados de monstruos y demonios desarrollados por el pintor español Francisco de Goya.