Pintura renacentista en España

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Renacimiento España Pintura

La pintura renacentista de España igualmente es religiosa en su mayoría (son exiguos los asuntos profanos y los mitológicos). El primer tercio del siglo XVI presenta una fuerte influencia del realismo y de la minuciosidad flamenca, manifestada por el gusto hacia lo concreto y hacia asuntos naturalistas. Fernando Yánez de la Almedina es uno de los mejores representantes de la escuela valenciana, que introduce el rafaelismo en la pintura, mientras que Castilla cuenta con Pedro Berruguete, que asume igualmente la corriente flamenca, junto a la idealización italiana sin descartar de numerosas reminiscencias decorativas mudéjares. El segundo tercio acusa más la influencia clasicista del renacimiento italiano, de la mano de artistas como Juan de Juanes en Valencia, quien introduce la técnica del sfumato leonardesco y el equilibrio compositivo, además de Juan Correa de Vivar, que supone el anticipo del manierismo por el estilo de sus composiciones, o Luis Morales, cuya pintura conecta con la corriente mística.

Finalmente, el último tercio se caracteriza por la irrupción de los italianos Pellegrino Tibaldi, Federico Zuccaro y Luca Cambiasso en la corte de El Escorial, en la que destacan igualmente pintores españoles como Juan Fernández de Navarrete, el Mudo, y sus discípulos, que anticipan el barroco con sus intensos claroscuros y su pintura trágica. Pero, la escuela de retratistas integrada por Alonso Sánchez Coello (alumno de Antonio Moro, de quien aprende la técnica) junto a Juan Pantoja de la Cruz o Bartolomé Ordóñez, explican el último tercio del siglo XVI. Los retratistas oficiales de la corte madrileña presentan como aspectos en común la minuciosidad y la penetración psicológica en el personaje, al que retratan con severa altivez y cuyo modelo es alarde de preciosismo por sus atuendos y sus gemas, del que es buena muestra el retrato que Sánchez Coello hizo de la infanta Isabel Clara Eugenia, actualmente en el Museo del Prado, Madrid.