Orígenes y características del arte islámico

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Origen arte islam

Dos rasgos preponderantes del arte y la arquitectura islámicas, la relevancia de la ornamentación caligráfica y la estructura espacial de la mezquita, estuvieron íntimamente asociados a la doctrina islámica y se realizaron en los primeros tiempos de su religión.

El profeta Mahoma fue un rico comerciante de La Meca que experimentó una serie de revelaciones divinas a los 40 años y comenzó a predicar la nueva fe. Sus instrucciones están contenidas en el Corán, libro sagrado de los musulmanes, que recogió la herencia lingüística de la literatura árabe. La posición fundamental que este libro ocupa en la cultura islámica y la estética propia de la escritura arábiga, contribuyeron al desarrollo de los estilos decorativos caligráficos en todos los campos del arte islámico. Con la palabra escrita, especialmente las inscripciones coránicas, se decoraron las mezquitas y sus objetos litúrgicos.

En el año 622 d.C. Mahoma huyó de La Meca en dirección a Yatrib, la futura Medina, en lo que se denomina la Hégira, que supuso el comienzo de la cronología islámica. En Medina, Mahoma convocó a un conjunto de devotos para conmemorar la oración comunitaria. El hogar de Mahoma consistía en un recinto cuadrado de muros de adobe abierto a un patio, consumado por un cobertizo en el lado sur. En el muro oriental se alzaron las habitaciones de las mujeres del Profeta, volcadas hacia el patio, donde se reunían los devotos para orar bajo las directrices de Mahoma, que se subía en un estrado para conducirles. En esta disposición se ha querido establecer el principio de las futuras mezquitas, que suelen presentar un patio interior (sahn) rodeado de pórticos (riwaqs) y un espacio cubierto (haram), articulado mediante naves de columnas y delimitado por la quibla, el muro que indica la dirección de La Meca.

Los primeros incondicionales de Mahoma fueron pueblos nómadas provenientes de la península Arábiga, con escasas tradiciones artísticas, en contraste de los imperios que apresaron ulteriormente. A medida que se difundió, el islam asimiló las diferentes tradiciones culturales y artísticas de los pueblos sometidos, instaurando así un estilo artístico propio, que varía de conformidad con las múltiples áreas climáticas o los materiales disponibles. Algunos motivos adaptados de otras culturas se transformaron en asuntos universales del mundo islámico.

El arte islámico evolucionó a partir de numerosas fuentes, como las romanas, paleocristianas o bizantinas, que se entremezclaron en su primera arquitectura, el arte persa Sasánida y los estilos del centro de Asia, incorporados a través de las incursiones turcas y mongolas. El arte chino constituyó un ingrediente fundamental de la pintura, la cerámica y las artes textiles.

El escaso ritual del culto islámico dio lugar a dos tipologías de arquitectura de carácter religioso: la mezquita (masjid), recinto donde la comunidad se reúne para orar, y la madrasa o escuela coránica. Dentro de la arquitectura civil destacan los palacios, los caravasares y las ciudades, en las que se consiguió un planeamiento racionalizado de acuerdo con las canalizaciones de agua y la protección frente al calor. Otro edificio importante en el islam es el mausoleo, enterramiento de un gobernante y símbolo de su poder terrenal. Todos estos edificios religiosos y seculares tienen numerosos elementos estructurales y decorativos en común.