La fundación en España de la Real Academia de San Carlos en 1783 coincide con el momento de mayor evolución del barroco en México. Esto traerá consigo en Iberoamérica el regreso a los modelos clásicos traídos por los arquitectos españoles de la Academia y la resultante aparición del neoclasicismo.
En 1787, José Damián Ortiz de Castro impone, frente a la aportación de modelos barrocos de otros arquitectos, su solución neoclásica para terminar la fachada y las torres de la catedral de México. Pero las obras serán acometidas por Manuel Tolsá, quien, acudido al virreinato en 1791, tras el fallecimiento de Ortiz de Castro, remata la fachada y la cúpula del crucero. La obra maestra de Tolsá es la Escuela de Minería, con su vanidosa fachada de sobresaliente impronta neoclásica. Antonio González Velázquez construye la hoy oculta plaza Mayor en 1787. Otras obras representativas, todas ellas de comienzos del siglo XIX, son: la iglesia de Loreto, de Ignacio Castera, de planta hexagonal, cúpula y capillas semicirculares; la iglesia del Carmen, en Celaya, de Francisco Tresguerras, una de las grandes figuras del neoclasicismo mexicano; y la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato, de José Alejandro Durán y Villaseñor. El poblano José Manso y Jaramillo y el español Lorenzo de la Hidalga son quizá los ejemplos más notorios del neoclásico mexicano de la segunda mitad del siglo XIX.
La ciudad de Guatemala será prácticamente reconstruida conforme el nuevo estilo tras el terremoto de 1773. Entre los edificios más significativos podemos citar la catedral (1782) y la iglesia de Santo Domingo (1792-1804). La hogar de Aldama (1836) es uno de los más atrayentes edificios neoclásicos cubanos. En Venezuela son representativas la fachada de la catedral de Valencia y la iglesia de Santa Teresa. En el virreinato de Nueva Granada merecen citarse la iglesia de Chiquinquirá (1796-1823), o la de Zipaquirá (1805), así como la catedral de Bogotá, parcialmente reconstruida a mediados del siglo XX.
Matías Maestro es el destacado representante del neoclasicismo peruano. Su obra más importante es el Colegio de Medicina de San Fernando. La hogar de la Moneda, en Santiago de Chile, con su severa fachada de órdenes apilastrados y balaustrada de remate, es uno de los edificios ciudadanos más monumentales de la etapa construidos en América. En Argentina, el español Felipe Senillosa es una de las figuras más atrayentes, con la iglesia de Chascomús (1831). El estilo neoclásico encuentra su máxima expresión en la fachada de la catedral de Buenos Aires (1822), con su impresionante frontón clásico sobre un pórtico de doce columnas corintias que cubre la anchura de las tres naves del templo. Finalmente, mencionaremos la catedral de Montevideo, con órdenes gigantes y frontón curvo de remate en la fachada, que le otorgan una especial belleza.